Se ha dicho que una de las identidades constitutivas de la modernidad es la infancia. La emergencia y consolidación de esta identidad ha sido, históricamente, labor de la familia y de la escuela, en tanto agencias de socialización, cuya función es conectar la infancia con la sociedad a través de los códigos culturales; códigos, por supuesto "arbitrarios" y sujetos a cambios históricos. Pero hoy, con la emergencia de las tecnologías y los modernos medios de comunicación, con la consolidación y gran despliegue de una industria cultural, la sociedad está moldeando unos nuevos sujetos y este es el caso de los sujetos infantiles