Llevaban cualquier cantidad de años juntos, entre altos y bajos, “pilando por el afrecho”, según se dice por estos lares. Se conocieron desde muy temprana edad; díscolo él, altanera y frívola ella. ¿Quién conquistó a quién? Nadie recuerda y en sus memorias los hechos se confunden y las imágenes se sobreponen. Cada uno aportó sus propios sueños y emociones, su cultura, valores e ideologías preñados en prejuicios y reminiscencias. Experiencias de vidas diametralmente opuestas colocadas en el mismo motete, en donde se fueron echando las vivencias desde entonces compartidas. Tantos sueños y esperanzas que con el transcurrir del tiempo se convirtieron en cargas y desesperanzas reticentes, sarcásticas