La Cosmovisión Andina en la Comunidad de Amaru: Una Investigación Sobre la Condición de la Filosofía Andina a Partir de la Presencia de Sectas Religiosas y el Turismo.

El siglo XXI puede ser definido por dos grandes procesos; la globalización acelerada y la pérdida de la diversidad biológica y cultural. Usando métodos antropológicos para describir transformaciones dentro la cosmovisión (filosofía o religión) de una comunidad, me enfoco en los grandes cambios dentro de la manera de vivir en la comunidad indígena de Amaru en el distrito de P’isaq, que de una manera u otra ha forzado transformaciones en los valores centrales de su cosmovisión. El propósito es de dos partes. Uno es describir los valores de la cosmovisión andina y los de la cosmovisión judeo-cristiana para poder claramente describir el estado de la relación entre los dos. Segundo es describir los efectos del turismo en la comunidad como un vínculo directo entre dos cosmovisiones y finalmente, sugerir como se puede practicar el turismo para crear espacios de intercambio cultural. Con el uso de entrevistas y la observación participante pude conocer a 12 quechua hablantes en la comunidad de Amaru de 3 generaciones. Los resultados de las entrevistas y mi experiencia en Amaru, indican que la interdependencia monetaria va creciendo en la comunidad por las redes de la globalización económica y crea cambios fundamentales forzadas. Con el crecimiento del capitalismo industrial se han perdido varios elementos fundamentales dentro de la cosmovisión andina, en si forzando un cambio no deseado en su ética. Amaru se ha adaptado estupendamente a la ley distrital de P’isaq, pero también a su cosmovisión porque todos los cambios físicos y 6 externos llevan con ellos implicaciones de un cierto razonamiento y ética. Concluyo que los efectos de la globalización económica del sistema monetario y su razonamiento filosófico es más dañino que beneficioso en términos culturales como ecológicos. El 80% de mis informantes, me expresaron la frustración de una vida no autónoma. Cuando les pregunté cual era la dependencia más dañina, el 90% incluyeron el dinero en su respuesta