En un mundo limitado geográficamente para los hombres en términos de localidad, el hecho de viajar constituía una extraordinaria aventura. Sin guías o mapas que orientaran al viajero, pueblos extraños y a menudo hostiles y monstruos siempre vigilantes ante la llegada de cualquier intruso que pudiera arrebatarles sus riquezas, la misión de viajar estaba limitada al héroe, que iniciaba viaje bien por imposición divina -en cumplimiento de una misión especial- o forzado por las circunstancias. El relato de estas aventuras llegó a constituir un género literario enormemente popular en Grecia, el relato de viajes, que descubría al ciudadano común tierras y paisajes envueltos en la leyenda. Muchas de estas narraciones, por contener elementos extrao...