El mundo árabe representa uno de los vectores principales de la política exterior de España debido principalmente a cuatro factores: la dependencia energética, las cuestiones políticas y de seguridad, la emigración y la vecindad. A pesar del discurso unificador de englobar Magreb y Oriente Medio, si nos atenemos a los contenidos, la ponderación hacia los países centrales magrebíes resulta evidente, con un actor privilegiado, Marruecos, cuya bilateralidad está claramente marcada por el fenómeno migratorio desde mediados de la década de 1990 y algunos temas espinosos ¿pesca, Sahara Occidental, Ceuta y Melilla¿ que inciden en la agenda de estos dos actores internacionales. Si nos centramos en la etapa actual, en los tres años y medi...