Hay un barrio frente al mar. A sus puertas la arena se amontona y entonces, casi como en otra vida, vamos presenciando cómo sus hombres y sus mujeres se pierden bajo el polvo. Es esta la imagen más persistente de uno de los relatos escritos por el hombre que ahora, mientras la tarde declina sobre los muros, se encuentra frente a nosotros. Ha llegado puntual, como lo acordamos por intermedio de Gina Ruz, directora de la revista Noventa y nueve, y nos ha dado un fuerte apretón de manos. La voz que ha acudido a nosotros, construida a base de vigorosos metales, parece no haber conocido la duda. Es decidida y –como habremos de confirmarlo más tarde– tiene una secreta intención de abarcar todas las cosas. También guarda poco, en verdad, de lo que...