Ya ha pasado la tormenta y los ánimos se han apaciguado, el malestar fue desatado y ha quedado en el ambiente la incomodidad que, como tantos otros, este fue sólo una discusión de moda que con el mismo ímpetu que se instala en el centro del debate, desaparece sin dejar rastro. Nos referimos a la controversia suscitada a propósito del lanzamiento de una convocatoria de Doctorado de Colciencias en la que se anunciaba que los fondos estarían destinados principalmente a las llamadas ciencias duras e ingeniería y en una proporción mucho menor a las humanidades y las ciencias sociales; al final, ningún doctorado en este campo del saber logró acceder a la bolsa de recursos