EL PRESUNTO INTENTO DE ASESINAR A SARMIE'.\JTO EN CH!LE (1850) Los años de 1849 a 1851 son de febril actividad para Sarmiento. Desde Chile por todos los medios procura derrocar a Rosas. Junto a esta campaña po lítica, desanclla una fecunda labor literaria. Sus artículos en la prensa y su labor publicitaria habrían de atraer la nen· e iún de Rosas de una manera especial, pues funda en Mendoza La Ilustrnción ,\rgentina, especialmente para combatir a La Crónica de Sarmiento, que inunda Chile y las provincias cuyanas. Simultáneamente, inicia una seria reclam.,ción diplomática ante Chile, para que este gobierno reprima y castigue a Sarmiento. Las autoridades chilenas no hicieron lugar por considerar que las acusaciones no eran suficientes para iniciar acción judicial contra Sarmiento ante los tribu:iales. En este ir y venir de notas por ese motivo, llega Caseros y todo concluyó sin que el gobierno de Buenos Aires fuera satisfeclio en su intención 1• La violencia de la referida campaña periodística que se suscitó, los insis-tentes reclamos de Rosas y las reiteradas negativas de Otile, hicieron pen:;,r a Sarmiento que el ''Restaurador" habría de intentar su silencio por cualquier medio, incluso el del asesinato. Y creyó ver en un transeúnte de Santiago, procedente de Mendoza, la per· sona que habría de concretar la intención atribuida a Rosas. Lo denunció 3 la intendencia de la capital chilena y ésta citó a varios forasteros que llegaron de Argentina. Una vez que les hubo tomado declaración fueron dejados en libertad. El hecho motivó una reclamación diplomática del gobierno de la Confederación como veremos más adelante. El único de los biógrafos del ilustre sanjuanino que, concretamente d~ica algunas líneas a este hecho es Ricardo Rojas, aunque sin suministrar mayores de-talles 2- El mismo Sarmiento se refirió públicamente al episodio como veremos más adelan•e. En este trabajo, teniendo por base la información levantada en Mendow -que se halla en el Archivo Histórico- haremos la historia de lo que hemos anundado 3• - Sarmiento tenie ser asesinado 1 Iemos dicho que en el fragor de esa batalla de la pluma, Sarmiento pensó· (1) Sobre cl oriJren y desarrollo de los hechos mefendos. 1nos hemm oaupa.00 f!'ll: Notas hist6-ricas sobre Sannimto en ChDe y la Clllestión Mapllane, (1849-1850), En IReYísta de Hilloria Americe-na Y Argentina. U.X.e. Instiltuto de Historia. Afio III. Nos. 5 y 6. M.mdoza, 1960.1961, p. 183-214. El uabajo q.,., ohora """"""''"°'• puede ~ la segunda _,.. da uriba atado (2) El pro&-ta de- la pampa. Vida de Sarmiento. Buenos ·Airies, Losada 1945, p. 362--363. . (3) Inlonoación mandada levant».r por el aobierno de la pmvincia para esclareoer 1111. presuntcY mtento de ues1nar u Sanniento 1m Claile. Yendoza. abril 5 de 1850. I\J'chivo Histórico de Meud.oa~ Ep.'Qa lndependient.<- (t'l'l. ruifllante-: AHMi). &oción Gobidmo. Carp. :-i9 450, ,66 Pedro Santo., .\for1íncz. ,que quizá Rosas lo haría asesinar. En diversas partes de sus escritos, puede advertirse esa impresión que le dominaba. Pensaba que él tendría el mismo fin de Varela. En su artículo Lo que Chile debe a RoS4S, aparecido en La Crónica del 1 de abril de 1849, escribe: "Riesgosa tarea la nuestra, que nos trae a la memoria a cada palabr.t que escribimos los nombres de Varela y el Progreso, el puñal y el insulto asalariado" •. Otra vez, en el mismo diario, al referirse a la Cuestión Magallanes convertida t,n reclamo Sarmiento, dijo: "Si sucediera, lo que no es imposible, que un día le pasase a este ;ndi-viduo [Sarmiento] lo que a Florencio V arela en Montevideo, a Roori-guez en Bolivia ... " •. A pesar de su com·encimiento de que las leyes de Cliile le protegerían con-•tta las reclamaciones de Rosas, no está tranquilo, pues siempre se le aparece la sombra del asesino: · "El hecho es, sin embargo, que entre el gobierno de Buenos Aires v yo, median las leves de O,ile, que me protegen y que invocaré en mi am· paro, salvo qÚe el puñal del asesino se burle de ellas y alcance mi exis-tencia •. Esre. es el estado de ánimo que explican -a juicio de Rojas- las alu.iones finales de Recuerdos ele Provincia: "Este opúsculo, pues, es el prólogo de una obra apenas comenzada. Llá-mase el primer volumen Viajes por Euro1>a, Africa y América. El ~gun-do está todavía en manos de la Providencia, Don Juan Manuel de Rosas pretende que no ha de publicarse sin su _visto bueno, y ,.que él _sabe cles-parpajar los libros en su fuente. ¡Florenc10 Varela! ¿estáis también en el secreto?" 8• Y en uno de sus últimos artículos de La Crónica, el que correspon!!e al -J1Úmero del 23 de diciembre de 1849, le dice a Rosas: "No cometáis infamias contra mí; no persigáis por mí a los débiles, por· que os he de fustigar ante la opinión del mundo. No intentéis asesinar· me, porque ya está prevenido el público" •. Sarmienro está convencido que Rosas quiere ultimarlo. _2 - La denuncia a la lnwulencia de Santiago El Gobernador de la Provincia de Mendoza, en nota dirigida al May,>r de ja Plaza, Oxooel Santiago Garar, le ordena levantar una información robre sucesos ocurridos en Santiago de Otile y promovidos por Sarmienro 'º· Este oficio nos explica sintéticamente el hecho. Dice que el gobierno ha sabido que en aquella ciudad se ha levantado una indagación "sobre haberse ---¡.,- Obns coa,p1ew de _.., P. ~ Pablimdu bojo loo a..,;.ios del Gob-Ara(:) 9'7. :-.,:., ~ !~e~·~ ~-~~ ·=. ~ , ~- "Mariano ·M-;",~P-~ a ................. ... Ju - -- - motivo de,- -,o1 General Ruaún. En La Cnimm. 3.VI.1849. 0.C., VI, p. 207. m g~ c.~iif.· =.-. llarlfn - 1909. p. 230. l!i) 1~~ P.•f:J·s ,l, 1850. l..._ nola (3). :El ,,,_ -o -de - a Sarmiento ""Chik (1850) 67 'introducido en aquel estado y con procedencia de ésta [ de Mendoza] un in-.dividuo con el objeto de asesinar al salvaje unitario Domingo Faustino Sar-miento". Agrega que la denuncia fue hecha a la Intendencia de Santiago "por ,el referido perverso salvaje unitario", quien "ha tenido la infame audacia de suponer que el supuesto individuo era el Coronel Don Ciriaco Cuitiño, y que iba con el pretendí~ en,--argo de S.E. el Jefe Supremo de la Confederación Argentina". , El gobernador estima que su deber es "instruir con la debida prolijidad .al Exmo. Gobierno Gral. de la Confederación". Por ese motivo, dispone que "se proceda a tomar una declaración en forma a todos los ciudadanos de esta provincia que habiéndose hallado en Santiago de Otile en la época mencionada han sido citados por las autoridades de aquella República para declarar ... " A los efectos de levantar la información referida, fue nombrado el ~ ronel Santiago Garay. Los puntos sobre los cuales debía versar la informa-,ción eran: "el objeto con que fueron citados, las preguntas que se le han hecho, y cual es la naturaleza del asunto que ha dado motí.vo a lós procedimientos de las autoridades chilenas, con todo lo demás que V. S. crea conducente al mejor esclarecimiento de este asunto". Para actuar en la tarea que se le encomendaba, e.! Coronel Garay de!oÍgIIÓ ·secretario al capitán del Batallón de Infantería Federal Restaurador, don Estra-:!.-ón Maza, quien al aceptar, prometió ''bajo su palabra de honor obrar con fide-lidad en cuanto se actúe" 11• 3 - Ciriacc Cuitiño y Sarmiento La información dice que Sarmiento presume haber sido Ciriaco Cuitiño el -,que iba a asesinarlo Po' encargo de Rosas. ¿Conocía el sanjuanino al personaje rosista? En 1848, al regresar de Europa se dispuso Sarmiento atravesar la cordnlera para ver a sus hermanas y a su hija natural. Salió de Santiago sin novedade,. En Aconcagua -según el mismo dice- "tomé, pues, a uno de los j6venes Bari. .. por secretario, armado de carabina. . . y emprendimos. . . el paso de la cordille-ra ... • 12• Llegaron al Paramillo y mientras caminaba con su acompañante, se encon· tró con una partida de ocho hombres que llevaban la indumentaria colorada e iban ,con destino a Mendoza. "Detuvimos el paso -cuenta Sarmiento- y creo que el aliento". Se cruzaron sin decirse palabra. Esta partida federal le preocupa v dirá más tarde que estaba "muerto de gusto de haber salvado de los colorados, cuya _presencia hubo de echar a perder la fiesta" 13• Cuando estuvo de regreso en Santiago, recibió una carta de su amigo. "don Maríano E. de Sarratea, de Valparaíso, en que me dice: De buena se ha escapado usted. En la noche o día que usted salió del Puente del Inca, ... llegó ... ¿quién se imagina? ... ¡Cuitiño! e.! mazorquero Cuiti-ño ... que viene tullido de las manos y va al Ecuador e unos baños ... " "· (11) !bid. (12) O. C., XLIX. Buenos Aires, l~ta y Litografía "Mariamo Moreno .. , 1900. p. 11:7. Pedro llari (~3,la&l:.tado auDllo a 1m ...,._ denoOados m Rodeo del Medio (O. C., VI, p. 18). (14) !dom- ... 129 68 Pedro Scmtos Martrne:;: Sarmiento comentará después: "que regrese uno de Europa y Cuitiño viaje trescientas leguas para tener una noche el gusto de dormir con un salvaje uni-tario. . . es para creer que la bóveda del Puente del Inca fue construida expre-samente para servir de palio a tan edificante espectáculo" '". No duda Sarmiento que Cuitiño lo hubiera asesinado. Importa descatar, hasta aquí, algunos puntos. Sarmiento no se encontró con Cuitiño y, por lo tanto no lo conoció. Recuérdese, además, que éste iba con las manos tullidas, por el reumatismo. El acompañante de Sarmiento en esta oc1sión era un joven Bari y la noticia de que Cuitiño estuvo en la cordillera y de paso para Chile la supo por Sarratea y por un corresponsal de l\Iendoza, como ahora veremos. 4 - El Presunto Corresponsal de Mendoza Sabemos que Sarmiento expresó el presentimiento de su asesinado por :11an-dato de Rosas (Cf. supra I). También hemos conocido la carta de su amigo Sa-rratea, en la que comunica el viaje de Ciriaco Cuitiño a Chile (a. supra 3). En l\fondoza, se tuvo conocimiento de una comunicación que desde esta ciudad le habría escrito a Sarmiento el doctor Pedro Daniel Ortiz Vélez. Se supo su existencia porque fue interceptada una carta sin firma, supuestament-, de Sarmiento dirigida al Dr. Ortiz, en uno de cuyos párrafos decía: "Vino a tiempo el aviso de la partida de asesinos que salieron de esa, y al efecto se tomaron y seguirán lomando medidas de seguridad" 18• Cuando el Dr. Ortiz fue detenido y sometido a interrogatorio, se le pre-guntó: "Qué motivos tuvo para escribir a Chile anunciando que de aquí salía una partida de asesinos, cuando marchó el Coronel don Ciriaco Cuitiño?". A lo que respondió: "que no ha escrito tal cosa, y que aún ignora si el Coronel Cuitiño se ha ido o no para Chile habiendo oído únicamente decir que estaba ba-ñándose el referido Coronel a los baños del Inca camino a Chile" 17• Sarmiento negó esta correspondencia. Dijo que aquella carta del proceso "no" era de mi letra", "jamás le escribí, esa ni ninguna otra" 18• Sea lo que fuere, parece que en Mendoza era de público conoc1m1ento la presencia de Cuitiño, su viaje a Puente del Inca para bañarse en las aguas ter-males de ese sitio y el viaje posterior a Chile. Alguien debió transmitirlo a Sar-miento, pues no se trataba de hechos secretos. En la presunta carta de Sarmiento a Ortiz, citada supra, hay unas líneas ("y al efecto se tomaron. . . medidas de seguridad"), que coinciden con los arbi11ios adoptados por el Intendente de Santiago. De donde habría relación entre el con-tenido de esta comunicación y las medidas dispuestas efectivamente. Esto nos haría sospechar que la carta en cuestión era auténtica. (15) O. t:: .• XLIX. p. 129, (16) Vid. nota (28). (17) ldem. (18) O. C .• XIV. Buenos Aires, Imprenta y Litopa(ia "'Mariano Mormo". 1897. p. 116. Sobtt la prmuota zelación qristolar entre Sarmiento Y el Dr. Pedlo Ortiz Velez -nsidmte c.-n Meodoza-nos hemos ocupado ffl. W'l tenJer trabajo !sobre Sarmiento en Chile: Publioacloaes de Sarmiento intro-ducúlu desde Chile (proceso criminal lftliaado ea Mtmcloui. 1850. En Trabajos y Comunioaokmes. ~ Departamento de Historia del la Facultad de Humanidades de la Uai,...._.rsidad X.a.dona! de La Plata-• N9 18, BU("Gos Aires. 1968, p. 163-173. El presunto inlflnlo de,,...¡,.,,, a Sarmi-o en Chile (1850) 69 5 - Quiénes declararon Eran seis ciudadanos procedentes de Argentina, a quienes la Intendenci1 de "Santiago les tomó declaración cuando estuvieron en Chile. El primer interrogado en Mendoza, fue el español don Ramón García, na-tural de Castilla la Nueva. Tenía a la sazón 54 años y estaba avecindado en nuestra provincia donde ejercía el comercio. Había ido a Chile "a emplear''. Siguió después el vizcaíno Manuel Olascoaga, de 58 años y también comer-"dante. Sus viajes al vecino país obedecían al propósito de "emplear en efectos de comercio para su casa de negocio" de Mendoza. Juan Pascual Calderón y Darlo Femández eran otros de los que se !hallaban entre los declarantes. Ambos hablan "pasado a Chile por asuntos de negocios. Tenían 33 y 19 años de edad res¡,ecti-vameme. El alférez del primer escuadrón de caballería de milicias, Miguel Mo-reno, también fue citado. Dijo que estuvo en Ohile por diligencias particulares. Finalmente el capitán Pedro Serrano López también fue llamado para prestar declaración. Este militar era español y tenía 57 años. Había sido capitán de in-fantería en la provincia de Córdoba y ahora era comandan te de Escuadrón de Caballería y teniente coronel graduado del ejército español, con licencia en Ar-gentina, donde residía desde 1843. Su presencia en Ohile también había sido mo-tivada por diligencias comerciales 19• -6 - Objeto de la citación que les hizo la Intendencia A todos los testigos nombrados, la Intendencia de Santiago los citó para que manifestaran si conocían a un sujeto sospechoso contra quien se había presenta· do una denuncia. Ramón García, M. Olascoaga, J. P. Calderón v D. Femández declararon en Mendoza que fueron llamados por la autoridad de" Santiago para que mamfesta-ran si conocían "a un sujeto que se hallaba allí y en una pieza separada•. El funcionario que los atendió, hizo que miraran "por un pequeño agujero que tenla la vidriera de la puerta de dicho cuano". Al mirar, todos reconocieron a Pedro Serrano López, "español y vecino de Córdoba". El alférez M. MoreM fue citado, pero como "estuvo largo rato aguardando que se le despachase" y no se lo llamó, regresó "a su alojamiento y no volvió a ser citado por segunda vez". Cree que fue llamado para que dijera si conocía a Pedro Serrano López. La Intendencia no tenía pruebas para detener a Serrano l..ópez. Este fue invitado a comparecer a aquella dependencia, pero se hallaba enfermo. Al día siguiente continuaba en el mismo estado y recién pudo presentarse al tercer día. Por ese motivo, los testigos debieron concurrir igual número de días para efec-tuar el reconocimento del sospechoso" El Secretario de la Intendencia trató con suma amabilidad a los comparecientes. Cada uno de ellos al mirar por el agujero de la puerta, notaron que Serrano López se hallaba "sentado con el Intendente". "Es que el sospechoso era un militar de categoría y al carecerse de motivos fun-dados para proceder contra él, no podía detenérselo. ·Porque "así como s.? le (19\ ldem nota (3). 70 l'adi-o Sántoo Martínez· cree sospechoso puede ser un hombre enteramente honrado". Era una actitud; prudente 2•. 7 - LA comparencia de Pedro Serrano L6pez También Serrano López estuvo en la Intendencia. Fue citado "por tres o• cuatro v~ :es", dijo él mismo en Menda,.a. El objeto del llamado, "según h,1 sa-bido destués y le consta es por un infame denuncio que el salvaje unitario Do-mingo Faustino Sarmiento había dado a la Intendencia". Según el denunciante,. Serrano "era un asesino que bajo nombre supuesto era mandado .... para degollar al citado salvaje unitario Sarmiento". Esto no se lo dijo el Intendente, quien sólo-le comunicó que "había. . . una acusación contra el declarante· y que era nece-sario aclararla" 21• El Intendente •ie hizo varias preguntas ambiguas de las que· no podía el declarante inferir nada", pues desconocla lo que pudiera haber con-tra él. Entre las cosas que interrogó aquel funcionario, "fue la de si era cierto que. . . era el mismo Pedro Serrano López que constaba de su pasaporte". A esa, duda, el declarante presentó "una certificación del gobierno de Córdoba", en el que constaba la conducta polltica y moral durante su permanencia en Argentina .. Después de algunas palabras intrascendentes, llegó el "salvaje unitario Domingo F. Sarmiento con un legajo de papeles y lla-mando al citado Intendente aparte le habló reservadamente largo rato, de· cuya conversación sólo pudo percibir el que declaraba esta palabra (que declaraba esta palabra) que decía Sarmiento al Intendente ustal puede· hacer lo que tenga por conveHiente" 22• Después Sarmiento se fue, quedando solos otra vez Serrano López y el In-tendente hasta que éste '1e dijo no haber más que ,hacer por aquella va.". Cuen-ta nuestro hombre que al salir de esa entrevista, se encontró en el patio de la. Intendencia con R. García, M. Olascoaga, J. P. Calderón, D. Femández, "un joven Alsina, de Buenos Aires, y otros varios a quienes no conoció'', que le· informaron sobre la citación que hablan sido objeto y el modo como le hicieron mirar a tra,vés de una puerta. Cuando concurrió por segunda vez, el Intendente '1e hizo exhibir. . . nuevamente el pasaporte y la certificación del go-bierno de Córdoba haciéndole al mismo tiempo escribir separadamente en el papel para comparar su letra con la del memorial que el declarante pteStntó al gobierno de Córdoba ... " 23• Se dudaba, pues, de la verdadera identidad de nuestro declarante, sospechán-dose que se tratara de otra persona, como veremos enseguida. Sostiene Ricardo Rojas que en Santiago se sindicaba a Serrano López como persona llegada de· Argentina para asesinar a Sarmiento. Por ese motivo, la policía efectuó diligen-cias para identificar al sospechoso. El episodio "acrecentó en Rosas el despecho•,. concluye el autor citado 24• (20) lbid. Deo1anaionm de Ram6n c...c1a, Manuel ~ 1- - Ollllolm. alguro con este motivo?-Creo, pues, haber tenido fundamento para decir, que el hecho de Sarmiento no estaba comprendido en las prohibiciones penales de las leyes que hoy rigen, entendiendo poi: leyes no sólo las peculiares de OiHe, sino las que dimamdas de la recta razón v com-probadas por la práctica de los pueblos civilizados establecen las obligaciones -de los Estados entre sí. Y por eso dice que acusado judiciahnente el Señor Sarmiento, el resultad:> del juicio hubiera sido probablemente una senteci.a absolutoria. El Ejecutivo OuJeno creyó que era más conveniente abstenerse en estas circunstancias de promover un juicio, que correr el peligro de un resultado semejante. No se trata de la culpabilidad intrínsec-a v ínter.1.1cio-nal positiva y práctica, para que un Estado tenga respecto de otro el d~•r~ho de de-nunciar la densa y eEgir la pena. V.E. me pecmitirá también decirle, que mi Gobierno no ha creído est~u Pn posesión de suficientes medios para provocJ.r una .acusación contra Sarmiento como conspirador ni como culpable de un coruto meditado y Po5itivo en la conducta de Sarmiento de promover alteraciones y disturbios e-n las Provincias Argentinas; y que sin estos medios, cualquiera que fuese el delito imputado sería sumamente improbable que ull.'l. .1c-ci6n judicial produjese un •resultado satisf.1clor.io para el Exmo. Gobierno de Buenos Aires. En -oua.nto a la complicidad de Sarmiento en los plarnes anárquicos y antiamericanos de que V.E. me h1bla, sólo me es dado decir que sin pruebas auténticas de ellas, que puedan presentarse en juicio, o que prod·UZCJn a lo menos un.l convicción mor.i.l, no es posible sujetarle al fallo de una judicatura Chilem. Y por lo que toca a los escritos injuriosos que el mismo individuo h..1.ya publicado contra el Exmo. de Buenos Aires o oontra la persona de su Ilustre Jefe he tenido el honor de exponer a V.E. el juicio del Gobierno de Chile en ,}a romunicación que le dirigí ron fecha de 20 de octubre último, contestando a 1a suya de 29 d2 julio. 80 Pedro Scmto.~ Martiue;: Ruego a V.E. se sin-a elevar al ilustrado juicio de ese Exmo. Gobierno de Buenos Aires las consideraciones del mismo género contra Weisnt declarado culpable por un libelo contra el Emperador Pablo de Rusia a quien representaba constituyéndose odioso a sus súbditos P0f sus actos de tirania, y ridículo a los ojos de la Europa por su versabitidad y el proceso contra Peltier, por haber publicado en Londres un panfleto oontra el primer Cónsul de la República Francesa, estando entonces Ja Inglaterra en paz oon la Francia. Los magistrados Ingleses siempre se han mostrado severos en la aprecia.ci6u de esas publicaciones, perseguidas por delitos del género del que ha incurrido el emigrado Sarmiento, y para conocer qué razones los h.1n detenninado en sus prommciamientos, si las políticas, o las que emanan de la ley civil, basta observar, que en la sentencia condenatoria de Locd Gordon, se daoo por raz6n fundamental para pens.rlo, •que si los auta:es de esta clase de publicaciones no fuesen castigadm, sus libelos se romi-derar!an como redaa:ados por instigación del Gobierno". .El pre8Uflto intento tk .....,,,,.. a Sarmicmto en Chile (1850} 83 V .E. puede juzgar si estos precedentes, que por otra parte pueden multiplicarse son conformes a las teorías que V.E. desenvuelve en su nota, y si según eBos es adm1Sible, que se permita al emigrado ~ la OODlinuación en sus ODlO la de Sarmiento, parece debió inducir al Intendente Chileno a ser más meourado Y a advertir que su ,ligereza en du crédito a la invención de a¡¡uel arnigrado pertmaz Y atrevido, infería un justo motivo de ofensa al GobierDO argentino, y comprometla al de la República de a.ile, haciéndolo responsable de ella. . Pero esta reflexión tan obvia y natural, no le impidió unir su escándalo a la inju-na Y reagrav.,r el que Sarmiento cometía en ese país, en vilipendio del Gobierno ar-geIJtino . Ello es que se hicieron indagaciones prolijas, se citaron Ciudadanos Argentinos ant,e la Intendencia, y que aunque la mentira y la calumnia quedó pwveri7.ada no por eso fue castigado t-1 perverso y vil arlunmiante. ' Tales hemos a la verdad muy extraordinarios están comprobados eq el sumario levantado en la Provincia de Mendoza, por orden de su GobierDO, n,mitida a) Encar-gado ·de las Relac;ones Exteriores de la Confederación Argentina en nota 15 de abril último, de que el infrascripto por igual orden de S.E. el Seiícr Gobernador adj..-ª V.E. copia autorizada. Ante el ilustrado Gobierno de Chile., es innecesario ocuparse en valorar et tamaño de la ofensa que contienen esos hechos y procedimientos. Basta decir que con ellos se han faltado a todos los respetos debido al Gobierno de la Confederación Argentina y a la pe.-sona del General Ross.s su Jefe Supremo, que aunque demasiado -conocido para que pueda tocarle el menor desmerecimiento P« tan vil atentado, no puede permitir se le mancille impunemente. La Intendencia de Santiago en sus procedimientos se ba mostrado coadyuvadora solícita del emigrado Sanniento en sus iDjuriosos actos. Por ésto es que el Gobierno Argentino a la vez que pide v reitera su reolamaclón para que ese emigrado sea cistigado oondignamente, por su ,,.,,;.¡neta criminal y expul-sado de Chile, país de su asilo, exige también que el Intendente de Santiago se,. re-prendido por su ligereza en dar crédito a una denuncia., que infamaba al Gobiemo contra quien se hacia, y por el apoyo decidido que le prestó con sus procedimientos, dando a la injuria los caracteres ouando no de la certeza, al menos de la probabi'.idad, Y revistánd.ola con sus actos oficiales de una aparente importancia, con mengua y d'ensa del Jefe Supremo de la Confederación Argentina. Y es en fuerza de todo lo e

El último Sarmiento

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