DE LA INSURGENCIA A LA LEGALIDAD LA EXPERIENCIA DE LA GUERRILLA GUATEMALTECA

En Guatemala se libró la guerra civil más larga y sangrienta de Centroamérica y a excepción del caso colombiano, es la confrontación bélica más prolongada del hemisferio. Entre 1960 y 1996, en la montaña, la selva y la ciudad, una veintena de grupos guerrilleros aglutinados principalmente en tres organizaciones, realizaron operaciones de sabotaje, ataque y hostigamiento hacia cuerpos policiacos y militares guatemaltecos. A lo largo de la guerra, Guatemala se consolidó como estado contrainsurgente. Contó con todos los recursos y el poder para evitar una victoria popular o revolucionaria, pero no pudo abordar el origen de la sublevación, derrotar definitivamente a la insurgencia ni controlar las fuerzas sociales provocadas por la crisis permanente. Política, ideológica y militarmente, la guerra civil de Guatemala, al igual que otras conflagraciones internas ocurridas en países centroamericanos como Nicaragua y El Salvador, representó la expresión de la Guerra Fría en América Latina, en tanto fue parte de la confrontación este oeste, es decir, del capitalismo y las fuerzas comunistas o llamadas así en los países periféricos. En un círculo vicioso de guerra y exclusión social, el enfrentamiento armado sobrepasó un tercio de siglo, en el que fueron muertos o desaparecidos más de doscientos mil civiles. Por la vía electoral o el golpe de Estado, fueron implantadas dictaduras militares sucesivas y gobiernos civiles de claros rasgos militaristas. Al no poder exigir mediante las elecciones la solución a las injusticias, las mayorías indígenas y populares se aglutinaron en organizaciones para ejercer presión y solucionar algunas de sus demandas. Adjetivadas de subversivas, las organizaciones sociales fueron sometidas por el Estado a una pasmosa represión, sin parangón en ninguna parte de América Latina. Entre 1944 y 1954 fueron electos dos gobiernos democráticos. Ambas administraciones emprendieron importantes reformas sociales que transformaron la 5 manera de pensar del pueblo guatemalteco; sin embargo, la Revolución democrática y nacionalista tuvo un final violento con la deposición del presidente Jacobo Árbenz Guzmán, instruida por los Estados Unidos de Norteamérica y financiada en forma directa por la Agencia Central de Inteligencia (CIA) en junio de 1954. La Revolución, su derrocamiento y el autoritarismo, sentaron las condiciones para el surgimiento de los grupos guerrilleros a partir de 1960, inspirados a su vez en la Revolución cubana, al igual que otros levantamientos armados del subcontinente. La respuesta castrense a estos movimientos fue inmediata, y en 1966, Guatemala contaba con el primer ejército contrainsurgente de América Latina con apoyo de los Estados Unidos