GASTRITIS POR HELICOBACTER PYLORI

La existencia de bacterias en el tubo digestivo del hombre es algo conocido desde hace muchos años. La mayoría de ellas eran consideradas como saprofitas, e incluso constituían una simbiosis con numerosos procesos fisiológicos. Desde la aparición y generalización de la endoscopia digestiva flexible, los anatomopatologos observaron tales microorganismos en las numerosas biopsias perendoscopicas que habitualmente reciben para diagnosticar o confirmar determinados procesos patológicos. Sin embargo, las bacterias presentes de las mucosa gástrica no se relacionaban con las alteraciones que podían observarse, y habitualmente, no se les prestaba mayor importancia. Se consideraba que el estomago era su hábitat normal, o que constituían en una contaminación orofaringea y que no presentaban un potencial patógeno considerable. La era Helicobacter pylori lleva trece años de existencia. Es cierto que se han escrito miles de artículos que ocupan un considerable numero de volúmenes en cualquier biblioteca, y que parece ver conclusiones muy firmemente asentadas sobre el papel clave de la patogenicidad del germen en determinadas enfermedades gastroduodenales. En el basto campo de la medicina interna, la terapéutica sobre los procesos infecciosos es la que, probablemente, a puesto un mayor avance en la curación radical de las enfermedades. Si la ulcera gastrouodenal, el adenocarcinoma gástrico y el linfoma gástrico MALT y desconocemos por ahora si mas procesos patológicos tienen un origen, o al menos, una relación clave con la infección por Helicobacter Pylori, quizás hemos entrado en un campo verdaderamente esperanzador para la solución de enfermedades recidivantes, como en el caso de las ulceras, o de pronostico mas o menos sombrío, como el de los tumores