El objeto del arte

Al cursar la carrera de comunicación audiovisual siempre hubo una inquietud por la comprensión de las ciencias del espíritu. Durante la licenciatura aprendí acerca del curso de lingüística general de Saussure, la muerte del autor de Roland Barthes y la hermenéutica icónica de Erwin Panofsky; sin embargo encontraba que me hacía falta configurar una visión filosófica que me permitiera aprehender interpretaciones estéticas como la poesía, pintura, ready mades y happenings. Comprender el análisis de contenido va más allá de la semiótica visual, agregar nuevos procesos interpretativos, leer –en el sentido gadameriano– para acceder a lo que se quiere decir, descubrir y hacer conocido lo ente es precisamente la avidez que necesitaba saciar. Desocultar lo que en un principio estaba oculto o encubierto, aclarar lo que verdaderamente se quiere decir en un escrito. Demorarse, contemplar e interrogar. Para saber el ¿qué es lo peculiar de las ciencias del espíritu?Discernir entre la estética y el goce estético, tener bien claro que hay algo más, al cumplirse la experiencia estética acontece el ser en el mundo, como lo menciona Kant en el papel del genio: la obra de arte es producto del genio por el genio de la naturaleza. El genio no es un científico, sino un productor de arte bello. En este sentido la obra de arte proporciona reconocimiento, se conoce y se reconoce algo , se crea una simbiosis entre el trabajo constructivo del artista plástico y la construcción racional. Se busca una respuesta a la creación pictórica que nos ayude de nuevo a entrañarnos con el mundo