Visión interdisciplinaria del México. Segunda mitad del siglo XX

México y, en general, América latina, no se han distinguido precisamente por tener una imagen de originalidad intelectual y/o artística. En esta última, por cierto, se ha vulgarizado hasta la saciedad el concepto de artista, como denominador de alguien que realiza una obra musical, teatral, literata, incluso los actores dramáticos televisivos se han colgado tal presea, sólo por el hecho de “actuar”; los músicos son artistas sólo por “ejecutar” frente a un público masivo; en fin, hay, ahora más que nunca, una profunda confusión conceptual y es mejor intentar aclararla pronto, por el bien de una imagen honorable (que, por cierto, no parece importar mucho en estos territorios, pues predomina el espíritu burocrático), una posición de honor entre los sistemas de pensamiento mundiales, no porque se invente un concepto profundo, sino por la creación o manejo de conceptos honestos, claros y con contenido: la creación de un sistema de pensamiento que motive la vida del hombre, y no tanto los juegos de lenguaje