La Capilla Panamericana (Francia) y Coro ARS Humana (Colombia)

Concierto interpretado por el ensamble de música barroca La Capilla Panamericana dirigido por Gabriel Garrido y el Coro ARS Humana de Colombia dirigido por Carlos Federico Sepúlveda. El repertorio incluye obras de los manuscritos musicales de las misiones jesuitas como las “Visperas solemnes de San Ignacio”. Este concierto se celebró en la Catedral primada de Bogotá.LA CAPILLA PANAMERICA A (Francia) Gabriel Garrido, director (Argentina) ENSAMBLE ARS HUMANA (Colombia) Carlos Federico Sepúlveda, director ( olombia) Martes 9 de noviembre, 7:30 p.m. CATEDRAL PRIMADA DE BOGOTÁ BANCO DE LA REPÚBLICA r ' '~I () '\, '6 BIBLIOTECA L I Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. LA CAPILLA PANAMERICANA (Francia) Una nueva generación de intérpretes para América del Sur Con ocasión de un concierto memorable celebrado en la iglesia de Andahuaylillas (Perú), en octubre de 2008, nació La Capilla Panamericana, un grupo compuesto por jóvenes mustcos procedentes de diferentes paises de América Latina en torno a un proyecto artístico común propuesto por el Centro Internacional de Los Caminos del Banoco. Sus miembros, provenientes de Argentina, Colombia, Chile, Ecuador, Paraguay, Perú y Cuba, se reúnen dos veces al año: una, en un país de América Latina (en Chile y en Perú de 2008 a 201 O, y en Colombia en 201 1) y otra en Francia, durante el Festival Internacional de Música de Sarrebourg. El aspecto más innovador de esta iniciativa es, sin duda alguna, el hecho de haber dotado a América Latina de un grupo musical que supera sus propias fronteras y aporta a sus miembros la costumbre de compattir sus talentos. Pero La Capilla Panamericana es mucho más que eso; es el producto de un fabuloso proyecto pedagógico que pem1ite a los jóvenes músicos de cualquier procedencia y origen social practicar y perfeccionar su oficio, incluso si no pueden acceder a la costosa educación que ofrecen las instituciones europeas especializadas en la interpretación de repertorios antiguos. En este aspecto radica el énfasis de igualdad cultural aplicada a la música, tal y como se practica en los talleres de formación del Conservatorio Itinerante, organizados por Los Caminos del Barroco. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. GABRIEL GARRIDO, director (Argentina) Centrado primero en la actualidad cultural y después en la historia, Gabriel Garrido es hoy en día uno de los grandes maestros de la música barruca. Sin de!:>can:>u entre América del Sur y Europa, no para hasta descubrir, compartir y formar nuevas generaciones de intérpretes. Entre el Centro Musical de Barilochc, la Academia de 2 Música Barroca de Rosario (en Argentina), la Abadía de Ambronay e inc luso el Conservatorio de Ginebra, donde es profesor permanente, Garrido ha inculcado a centenares de alumnos un enfoque novedoso, infinitamente más dinámico, para la interpretación de la música llamada "antigua". Sus grabaciones discográficas (más de cincuenta títulos hasta ahora, distinguidos con numerosos reconocimientos) han dado la vuelta al mundo; la de la ópera O/leo de Claudio Monteverdi es considerada una referencia discográfica sin igual. Gabriel Garrido, maestro emblemático para América Latina, es defensor vehemente de esos repertorios musicales de los que no se sabía nada o casi nada hace tan ólo veinte años, y es el mejor embajador cultural, no sólo de Argentina, sino también de todos los países que contribuyen a la recuperación de este destacable patrimonio de música barroca Latinoamericana. Nadie mejor que él merece dirigir esta gran gira de conciertos en conmemoración del bicentenario de las independencias. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Integrantes LA CAPILLA PANAMERICANA Director: Gabriel Garrido Sopranos Selene Romina Lara Lervasi Lina Marcela López Sánchez Paola Ariadne Cuéllar Rendón Laura Delogu Tenores Chia-i Hsiao Pablo Pollitzer Violines Alfredo Yahari Sosa María de la paz Diez Pérez Gómez Osear Humbcrto Aguilar Mas César Santiago Sánchez Mantilla Sara Esther Arana Vera Viola da gamba María Luciana Elizondo Cornetto lennifer Vera Martínez, Oboe Luis Alberto Chumpitazi Montoya Laúd Parsival Alejandro Castro Mejía. Gabriel Alejandro Schebor Chitarrone Francisco luan Gato Contraten ores Maximiliano Baños loel Damián Ramírez Pablo Luis Travaglino Barítono David Neto Violonchelos Tomás Benjamín Báez Domínguez Santiago Olmedo Villalba Violone Irene Cecilia Chaina Traverso Edith Cecilia Baro Fagot Francois de Rudder Sacabuche Guillermo Alfonso Tesen Tejada Arpa Bárbara Cerón Olvera Clavecín Alexandre Benjamin Chauffaud Farina orberto Broggini El c1avecín utilizado para este concierto fue construido por Jean-Fran~ois Chaudeurge, copia de uno italiano de CarIo Crimaldi (Mesina, 1697) 3 Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 4 ENSAMBLE ARS HUMANA El Ensamble Ars Humana, fundado por Carlos Federico Sepúlveda y Andrés Orozco en 1995, ha experimentado varias etapas en su quehacer artístico. Nació como una aglUpación para estudiantes de música amantes del repertorio coral universal. En este formato participó en varias versiones del Festival de Música Religiosa de Popayán, en el Festival de Música Religiosa de Marinilla; y en varios conciertos en diferentes salas del país ha recibido premios en el ámbito nacional e internacional. Son de resaltar su participación al lado del Coro de Cámara de Viena en una gira nacional de conciertos, la grabación de un disco con arreglos de música colombiana, y la representación oficial de Colombia en las primeras Olimpiadas Corales realizadas en Linz (Austria, 2000), en las cuales obtuvo dos diplomas de oro y una medalla de plata. El ensamble, dirigido en la actualidad por Carlos Federico Sepúlveda, ha reorientado sus esfuerzos para consolidarse como una agrupación de conformación abierta, basada en cantantes profesionales con interés en el desarrollo de la polifonía renacentista, pero también con acercamiento a otros repertorios. Su más reciente producción es la grabación del ciclo de Magnificats de Rodrigo de Ceballos, como resultado de una investigación de la Universidad de los Andes liderada por Marcela GarCÍa. Este repertorio reposa en el Archivo Musical de la Catedral de Bogotá. Carlos Federico Sepúlveda, director (Colombia) Nació en Medellín. En 2001 completó sus estudios de dirección coral y orquestal en Viena, graduándose con honores, para después realizar un postgrado en teoría de la música antigua en la Schola Cantorum Basiliensis, el cual concluyó en 2005. Desde entonces ha sido profesor de teoría en esta última institución. Es a su vez director artístico del proyecto educativo Música anpglla para nuestro tiempo, organizado por la Biblioteca Luis Angel Arango con el apoyo de la Schola Cantorum Basiliensis. Es docente investigador de la Universidad Central de Bogotá. Director del Ensamble Ars Humana desde su fundación, ha sido director invitado de varios coros, entre ellos el Coro de Cámara de Viena, el Coro de Cámara de Schaffhausen, Tonos Humanos, el Coro Arcadia, la Coral Tomás Luis de Victoria y el coro de la Schola Cantorum Basiliensis, al frente del cual participó en la grabación de la obra The Passiol1s de William Hayes, para el sello Glossa. Fue director del coro VSW entre enero de 2002 y julio de 2007. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Asimismo ha dirigido varias orquestas, entre ellas la Sinfónica de Colombia, de Cámara de Antioquia, de la Radio de Viena, de la Radio de Bratislava, del Festival de Watetford (Irlanda), Sinfónica de Yucatán y otras de la Schola Cantorum Basiliensis. Fue director del Orchesterverein Rheinfelden entre agosto de 2002 y julio de 2007. Integrantes Ensamble ARS HUMANA Director: Carlos Federico SepúlvedaArroyave Carolina Ortega Ospina Sandra Carolina Mantilla Díaz Andrea Goyeneche Sánchez Susana García Ordóñez Lina María Patiño María Andrea Parias López Luisa Natalia Sánchez Carrillo Diego Alberto Valencia Cuberos Carlos Julio Herrera Cruz Andrés Arturo Silva Valencia Los ensayos del Ensamble AJOS Humana fueron posibles gracias a la colaboración de la Pontificia Universidad Javeriana y la Universidad Central. 5 Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 6 Este concierto es posible gracias al apoyo de • CAMI 2~10S • . • LeCOuvent AmbClssClde de FrClnce en Colombie www.ambafrance- co.org •• SI Ulnch Sorrebourg FONDATION BNP PARIBAS y la colaboración de A"UClacu·m .... ac;I • .nal dA:: '1lhi..:a Sinf(.niC'a \llillI/ "l Co lo mhol ,1111 (· .. . 1 l3 o¡ro tá El Banco de la República agradece a Jean-Fran~ois Chaudeurge por el préstamo del clavecín para este concierto. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. PROGRAMA VÍSPERAS SOLEMNES DE SAN IGNACIO La Plata (Sucre, Bolivia), cerca de 1740 Roque Ceruti (Milán, 1686 - Lima, 1760) - Domenico Zipoli (Prato, 1688 - Córdoba, 1726) Deus in adjutorillm / ANÓNIMO Domine ad adjuvandllm Antífona 1 Domine quinque Salmo Dixit Domil1l1s Antífona [ Domine qllinque ROQUE CERUTI / EUSTAQUIO FRANCO DOMENICO ZIPOLI Antífona IT Elige serre Salmo DOMENICO ZIPOLI Conjitebor tibi Domine Antífona TT DOMENICO ZI?OLI Elige serl'e Antífona III Fidelis serrlls Salmo Bea/lIs vi,- Antífona 111 Fidelis serl'IIS ROQUE CERUTI / EUSTAQUIO FRANCO DOMENICO ZIPOLJ 7 Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 8 Antífona IV Beatlls ilIe servlIs Salmo ANÓNIMO (Chiara M. Cozzolani) LaZ/date Pueri Dominum Misiones de Chiquitos Antífona IV DOMENICO ZIPOLI Bealus ille servlIs Antífona V Serve bone Salmo ROQUE CERUTI / Laudate Dominum EUSTAQUIO FRANCO Antífona V DOMENICO ZIPOLI Serve bone Alarma valientes JUAN DE ARAÚJO (Villancico) (1648-1712) Catedral de Sucre Antífona VI Serve bone Canticum Magníficat Salve Regina ROQUE CERUTI / EUSTAQUIO FRANCO ANÓNIMO Catedral de Sucre CONCIERTO No. 79 Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. VíSPERAS SOLEMNES DE SAN IGNACIO Alaín Pacquier Cualquiera que haya sido su contexto histórico, los manuscritos musicales de las misiones y catedrales de América del Sur son de gran importancia para apreciar íntegramente el barroco universal. Igual que la pintura, la escultura y la arquitectura, la música sagrada de las catedrales, conventos y misiones del continente se cultivaba, no por criterios estéticos, sino con el propósito de maravillar a los recientes conversos, como tributo a aquél de quien todas las artes proceden y como manifestación espiritual. Los testimonios de América demuestran hasta qué punto fue espléndida variada y prolífica la trayectoria de la música sagrada. La evangelización que utilizó a la música con fines misionales generó dos expresiones claras frente a la vida litúrgica y la práctica musical: una, ligada a la experiencia urbana, la mayoría en catedrales y conventos; y otra, propia de las misiones, en la que en particular los jesuitas, y en algunos casos los franciscanos, dieron origen a numerosas iniciativas. A este respecto, las Vísperas Solemnes de San Ignacio constituyen el testimonio más notable de esa liqueza artística. En efecto, esta 9 reconstitución de un oficio, que bien podría haberse desalTollado en la Catedral de La Plata (hoy Sucre, en Bolivia), es la síntesis má lograda que podíamos ofrecer de las mejores obras escritas tanto en el "laboratorio" de las misiones jesuíticas de la Amazonía como para esplendor de la liturgia de la Catedral de Lima. Humildad y majestuosidad alternan también en el transcurso de este oficio que pone en juego recursos musicales enormemente espectaculares, como el paso de uno a cuatro coros. La presentación y diftlsión de esta obra en siete países de América del Sur, que reúne a centenares de jóvenes músicos representantes de la nueva generación de intérpretes asociados a Los Caminos del Barroco, o que han recibido formación en sus talleres, constituirá el mejor homenaje de Francia a esos países. Y es que, en efecto, pennite situar en primera línea a los jóvenes músico de todas esas naciones, que se han convertido en "actores" del renacimiento de un patrimonio excepcional que, ante todo, es el suyo. La obra y sus compositores Nacido en Milán hacia 1686, Roque Ceruti llegó a Lima en 1708 para dirigir la orquesta del palacio del virrey. Ese mismo año compuso Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. la ópera (hoy perdida) El mejor escudo de Perseo sobre el libreto del propio virrey Manuel de Oms. En 1721 se fue al norte de Perú, donde se convirtió en maestro de capilla de la catedral de Trujillo, antes de regresar a Lima en 1728 para suceder a TOITejón y Velasco como maestro de capilla de la catedral, cargo que ocupó hasta su muerte en 1760. Los archivos episcopales de Lima conservan hoy unas quince composiciones de Ceruti, todas pertenecientes al género del villancico. Afortunadamente, las copias de su música gozaron de amplia circulación en otras ciudades del virreinato, donde los compositores locales las reutilizaron después de su muerte (igual que ocurrió con las del maestro de capilla Eustaquio Franco). Esto ha permitido aumentar el catálogo de sus obras en unos doce villancicos más, pero también con obras litúrgicas: una misa, tres salmos para uso en las vísperas y un magníficat, todos conservados hoy en Sucre, en los Archivos Nacionales de Bolivia. La "columna vertebral" de este oficio la constituyen, sin duda, los salmos y el Magnificat compuestos por Ceruti. Los salmos complementarios, villancicos y el Salve Regina son de Juan de Araújo, R. Jacinto de Chavarría y autores anónimos, entre los cuales parece 10 estar el legendario Domenico Zipoli. Los archivos musicales de Chiquitos (en la parte este de la actual Bolivia), hoy reagrupados en Concepción, permiten descubrir la obra que, por largo tiempo, fue atribuida a Domenico Zipoli, quien sería uno de los principales compositores de las misiones jesuíticas. Aunque persiste la controversia en tomo a esta atribución (en la que jesuitas e indios han intervenido por igual), conviene detenerse un momento en esta figura tan enigmática como atractiva, cuya vida fue durante mucho tiempo una larga sucesión de interrogantes salpicada de unos cuantos datos y fechas. Italiano, como Roque Ceruti, Domenico Zipoli nació en Prato, la Toscana, en 1688. Se instaló en Roma hacia 1709 para trabajar bajo la dirección de Bernardo Pasquini. Se dice que también fue alumno de Alessandro Scarlatti y se sabe además que, entre 1709 y 1716, años en los que cambiaría su vida, compuso al menos tres oratorios (de los que sólo subsisten los libretos), dos cantata profanas, una sonata para violín y bajo continuo y, sobre todo, las Sonale de intavo/atura para órgano y clavicémbalo. Últimas obras del período europeo de Zipoli, las Sonate dan testimonio de una maestría perfecta del estilo de la época en manos de una personalidad musical firme y madura. En suma, una carrera de lo más tradicional, la cual no permitiría presagiar Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. el reconocimiento que poco después le pennitió a Zipoli entrar a la historia como "el Orfeo de los Guaraníes". De pronto, y sin que se conozcan los motivos, Zipoli llega a Sevilla en 1716, donde ingresa como novicio en la Compañía de Jesús. Tras ofrecérsele el puesto de maestro de capilla de la catedral de Sevilla (cargo que declinó humildemente), embarcó hacia el Nuevo Mundo y llegó a Buenos Aires en 1717, para pasar más tarde a Córdoba, donde cursó estudios de teología y fi losofia que quedaron interrumpidos por su muerte en 1726, antes de recibir los votos sacerdotales. A partir de estos hechos comprobados, la historia se vuelve mucho más intrincada. Ya en el siglo XVIII, algunos músicos, como Johann Gottfried Walter, ponen en tela de juicio la existencia de Zipoli y atribuyen su música a otros compositores, como el normando Michel Corrette. No es sino hasta 1957, con la edición de las Sonate de intavolatura por Luigi Fernando Tagliavini y el descubrimiento por Robert Stevenson, dos años más tarde, en Bolivia, de una misa para tres voces, dos violines y órgano, que la figura de Zipoli vuelve al primer plano de los grandes debates que suelen protagonizar los musicólogos latinoamericanos. 11 Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. NOTAS AL PROGRAMA Carolina Santa maría Delgado La interpretación de piezas musicales pertenecientes al repertorio del llamado barroco latinoamericano puede ser una de las pocas oportunidades que tenemos para reflexionar sobre ciertos momentos de nuestro pasado colonial. Se trata de un pasado que si bien ha determinado y sigue determinando aspectos importantes de nuestra cultura contemporánea, ocupa un lugar muy limitado dentro de nuestra conciencia colectiva hispanoamericana. Sin duda la colonización de América por parte de los españoles fue una empresa violenta y cruel. No obstante, los fuertes lazos de la Corona española con la Iglesia católica dieron pie a que, paralelamente a la feroz explotación de las riquezas del Nuevo Mundo, existiera también una aproximación al encuentro entre culturas fundada más en el humanismo y la compasión. Es cierto que la evangelización en sí tampoco fue una empresa inocente, pero en el caso de algunas órdenes religiosas, como la de los jesuitas, fue un proceso menos impositivo y más negociado entre dominadores y dominados. Las 12 artes, y en particular la música, fueron usadas como vehículo para la comunicación del evangelio, pero también para la subsistencia de algunas prácticas ritualcs y comunitarias indígenas, y para el progresivo despertar de sensibilidades propias del Nuevo Mundo. Esa mezcla sutil de diversas estéticas y maneras diferentes de entender el mundo dio como resultado la exuberancia del arte barroco colonial, cuyas características estilísticas varían dependiendo del ámbito geográfico y cultural donde se hayan desarrollado cada una de las expresiones artísticas. En este marco social, político y religioso podemos ubicar entonces a los protagoni tas de este concierto, los compositores italianos Roque Ceruti (Milán, 1686 - Lima, 1760) y Domenico Zipoli (Prato, 1688 - Córdoba, 1726). El primero llegó al Perú en 1707 al servicio del Virrey Manuel de Oms y Santa Pau, y en su posición como músico de la corte virreinal en la esplendoro a Lima compuso algunas obras dramáticas (hoy perdidas). En 1720 Ceruti se retiró dc la corte y se convirtió en maestro de capilla, primero en la catedral de Trujillo y luego en la de Lima. Su labor como maestro de capilla era la de conservar la tradición, solemnidad y carácter propios de las catedrales españolas para una población urbana bastante refinada, compuesta en su mayoría por españoles y mestizos. La mayor parte de la obra de Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Ceruti la componen villancicos, el género religioso español preferido por los creyente en ambos lados del Atlántico; además escribió otras obras litúrgicas como misas y vísperas. La historia de Zipoli es más confusa, y por eso quizás más llamativa. A principios del siglo XVIII era un reconocido organista residenciado en Roma, donde publicó una colección de sonatas para ese instrumento y varios oratorios. En ) 7) 6, y de manera un tanto intempestiva, decidió unirse a la Compañía de Jesús y pronto partió a Sevilla para preparar su viaje como misionero a las provincias del Paraguay. Las misiones del Paraguay, conocidas como las "Reducciones guaraníes", eran ya famosas en Europa por haber logrado la organización social, política y económica de unas tribus nómadas bajo la batuta de los jesuitas. Se fundaron alrededor de 60 centros urbanos con una plaza central coronada por una catedral, con un cabildo indígena que ejercía la autoridad de gobierno en su propia lengua, que profesaba la propiedad comunal de las tierras y tenía autosuficiencia económica. Zipoli no llegó directamente a las misiones sino a la ciudad de Córdoba (Argentina). Allí realizó estudios de teología y filosofia antes de poderse ordenar como sacerdote e internarse en las reducciones, pero infortunadamente murió de tuberculosis antes de lograrlo. Su música, no obstante, fue ampliamente conocida en las misiones jesuíticas localizadas en territorios que hoy pertenecen a Argentina, Brasil, Perú, Bolivia y Paraguay. Se sabe incluso que un virrey del Perú mandó hacer copias de sus obras para ser interpretadas en Lima. Se trata de una música que conserva características técnicas puntuales, como el bajo continuo y el contraste del cOl1cerlalo, propias del brillo y espectacularidad del estilo barroco italiano, pero que a la vez se destaca por su sencillez y luminosidad. Se piensa incluso que la ausencia de una línea vocal para los bajos en muchas de las piezas de Zipoli es evidencia de que entre los guaraníes había muy pocos cantantes con ese registro vocal, lo que mostraría la adaptación de la técnica musical europea a las necesidades del medio americano. Paradójicamente el gran éxito de las reducciones jesuíticas fue la principal causa de su posterior desgracia. Se habían convertido en competencia comercial para los encomenderos españoles, quienes además no podían contar con la mano de obra indígena por culpa de las reducciones. Adicionalmente, algunas misiones se vieron afectadas por un tratado finnado entre españoles y portugueses en 1750 que entregaban territorios a estos últimos, y luego por el caos que supuso la expulsión de los jesuitas en 1767. Muchos manuscritos con la música de Zipoli y otros compositores tanto europeos como indí