La información, los servicios y el «complejo electrónico»: una visión panorámica de la tercera revolución industrial

Federico Alberto Cuello C. (biografía): Economista dominicano. Estudió en el Instituto Tecnológico de Santo Domingo e hizo un doctorado en economía del desarrollo en la Universidad de Illinois, centro en el que también realizó un M. A. en teoría económica y econometría. Laboró en el Departamento de Deuda Externa del Banco Central y participó en la Comisión Nacional del GATT. De una larga trayectoria diplomática, fue embajador del país ante el Reino de Bélgica, la Unión Europea la República Checa y Polonia. Luego representó el país ante las Naciones Unidas. Y desde julio de 2011 es embajador de la República Dominicana ante el Reino Unido. Entre sus múltiples artículos y trabajos leídos en centros de estudios superiores, se encuentran los libros: Nuevos aires en las relaciones dominico-europeas, una ronda de negociaciones multilaterales para el desarrollo, Hacia el libre comercio: intereses, opciones y negociaciones y Negociaciones agrícolas: estado de situación en la OMC.Correspondiente a la segunda mitad de la década de los 80, este texto plantea las principales características de lo que ya se conocía como "tercera revolución industrial", esto es, la multiplicación y el entrelazamiento cada vez mayor de los servicios con el sistema de producción de bienes, la visibilidad y aumento del conocimiento como fuente de crecimiento económico y poder, y su tratamiento y transmisión a través del complejo electrónico de comunicación que hoy se conoce como tecnologías de la información y la comunicación (las TIC). De un lado, la mayor complejidad e incidencia de los servicios en el aparato productivo de bienes ya hacía, en aquella época, que las empresas tendieran cada vez más a la "terciarización" o externalización de muchas de sus tareas internas. De otro lado, el reconocimiento de que el conocimiento es una entidad inmaterial que se genera socialmente impulsaba, de algún modo, el deseo y la necesidad de su mayor difusión a través de los medios electrónicos. Entre las grandes consecuencias de todo este movimiento histórico mundial se encuentran la nueva configuración de la división internacional del trabajo y la alteración estructural de la producción a escala planetaria (sobre todo con la flexibilización de los procesos productivos, la transnacionalización de la producción y la descentralización de la toma de decisiones). Asimismo, dicha revolución ha puesto en entredicho el papel del Estado-nación en la definición de la política económica y ha servido para cuestionar el planteamiento epistemológico tradicional según el cual habría un conocimiento objetivo y no ideológico, cuestionamiento que ha afectado de manera esencial a las ciencias sociales, y entre ellas, a la economía