República Dominicana: economía y educación

Antonio Sánchez Hernández (biografía): Es economista, sociólogo y educador. Nació en La Vega, República Dominicana. Realizó estudios de licenciatura y de maestría en economía y planificación en la Universidad Patricio Lumumba de Moscú. Luego hizo un doctorado en la Facultad de Letras y Ciencias Humanas de la Universidad René Descarte de París, y estudió educación y planificación universitaria en la Universidad Nacional Autónoma de México y en la Universidad de Xochimilco. Tiene unos cuarenta años trabajando en universidades dominicanas. Desde el 2000 es miembro titular de la Academia de Ciencias de la República Dominicana. Entre sus obras publicadas se encuentran "Problemática universitaria" (1978), "Ensayos socioeconómicos" (1982), "La universidad de nuestros días (1989), "Ensayo sobre modernidad y desarrollo" (1999), "Los cuentos del abuelo Lisandro" (2005) y "Cuentos y relatos: cerezos de primavera" (2012).En esta síntesis de la economía y educación en República Dominicana, se destacan tres grandes períodos: el colonial (de 1492 a 1844), el republicano (de 1844-1966) y el correspondiente a "la democracia de palabra" (1966-2002). De acuerdo con el autor, la colonia se caracterizó por depender de la extracción de materias primas para la metrópolis, los mercados internacionales o para la subsistencia: oro, azúcar, cuero, carne de ganado y madera fueron los productos básicos de una sociedad que se limitó a la formación de abogados, médicos e ingenieros. Por su parte, los primeros 122 años de la república se caracterizaron en principio por el caos político y las incesantes luchas caudillistas, y luego por sendos regímenes de opresión: la intervención norteamericana del 1916 y la dictadura de Trujillo a partir de 1930. Si durante su primera fase la producción agrícola fue muy inestable, pues estaba sujeta a los vaivenes de la política, los años totalitarios racionalizaron la producción económica y la elevaron: se pasó de una exportación por valor de 13.2 dólares por habitante en 1905, a una por valor de 49.6 dólares por habitante en 1954. Consecuentemente, la educación también experimentó un crecimiento exponencial: de 20% de alfabetizados en 1935 se pasó a un 60% en 1956, mientras que el número de titulados universitarios durante el período trujillista se triplicó en comparación con los 1,003 graduados en el interregno de 1883 a 1930. Para el autor, el período que comienza en 1966 se caracteriza, en lo económico, por la integración del país al mercado mundial y por la asociación de los empresarios dominicanos al capital internacional. También, por el predominio del sector de los servicios (turismo, telecomunicaciones) y de industrias como las zonas francas y la construcción. En la educación, sin embargo, la experiencia de la masificación y la ampliación de la oferta (se habla de más de dos millones de estudiantes primarios y secundarios y de más de 200 mil estudiantes universitarios) se ha visto contrarrestada por la débil calidad de la enseñanza, gran defecto que la sociedad dominicana tendrá que superar