Jordi Canal (dir.), Sophie Baby, Jean-Philippe Luis, Stéphane Michonneau et Mercedes Yusta, Histoire de l’Espagne contemporaine de 1808 à nos jours. Politique et société

Esta obra sobre la España contemporánea de cinco historiadores que ejercen la docencia en la Enseñanza Superior de Francia es una apuesta: abarcar en 300 páginas dos siglos de sucesos harto complejos. Se divide en tres partes de idéntica extensión que se corresponden con períodos de igual duración. La primera parte examina el período 1808-1874 caracterizado como « dilatada y persistente guerra civil » durante la cual se va construyendo el Estado liberal. Enfocado más como práctica política que como ideología, el liberalismo se analiza como fenómeno urbano en un país fundamentalmente agrario. Va evolucionando en un sentido cada vez más conservador hasta aceptar que la soberanía nacional fuera compartida entre las Cortes y la Corona. En el terreno económico, la privatización de tierras enajenadas es un proceso dilatado y de gran amplitud que favorece un desarrollo extensivo de la agricultura. El fracaso del sexenio democrático es el de una monarquía democrática basada sobre las libertades y el sufragio universal. Se echa de menos un análisis concreto del fenómeno singular que fue el cantonalismo. La segunda parte abarca el período 1875-1939 con la consolidación y crisis del sistema liberal, las soluciones contrapuestas para resolver dicha crisis con el régimen de excepción de Primo de Rivera y la experiencia democrática de la Segunda República. En el análisis del bipartidismo propio del régimen de la Restauración se minimiza la importancia del caciquismo que trae como consecuencia la desnaturalización del sufragio universal. En igual sentido se discute la interpretación del regeneracionismo como variante de nacionalismo y la subestimación del movimiento obrero en la crisis de 1917, apuntándose a este respecto el desconocimiento de lo que ocurrió en Andalucía durante el trienio bolchevique. La crisis del turno político facilitó la toma del poder por el general Primo de Rivera que, tras pacificar Marruecos, no logró institucionalizar un régimen corporativista. Es cierto que, en el terreno político, la Segunda República constituyó una ruptura con el reconocimiento del derecho de voto para las mujeres y la separación del Estado y de la Iglesia, la cual provocó la enemistad del catolicismo que encabezó la reconfiguración de la derecha. Pero lentitud e insuficiencias de una reforma tan anhelada como era la de la propiedad de la tierra se debió menos al desinterés del personal político que a la determinación que mostró la burguesía agraria en la defensa de sus intereses. La guerra civil por antonomasia se internacionalizó pronto por necesitar armas los beligerantes, lo que consiguió fácilmente Franco de los estados fascistas, dándole temprana superioridad militar. Se subraya el carácter contrarrevolucionario de la sublevacíon, el uso sistemático que hizo del terror contra los republicanos. Se echan de menos análisis concretos del proceso colectivizador en la España republicana así como de los luctuosos sucesos de mayo de 1937. También se pudo recordar la movilización internacional de escritores y artistas en apoyo de la República. De la dictadura a la democracia, reza la tercera parte que plantea la problemática de la modernización de la sociedad española. El Caudillo tardó mucho en institucionalizar un Estado a su medida, adaptándose hábilmente al entorno internacional y estableciendo temprano una relación bilateral con los EE.UU de América que ha perdurado hasta la actualidad. Base de su régimen fue una represión multiforme en el marco de una autarquía económica dura para el pueblo. Multiforme fue también la resistencia, siendo una de las formas más originales la político-sindical de CC.OO. El desarrollismo llevado a cabo por miembros del Opus Dei –organización de seglares dependiente del Vaticano– tuvo resultados desiguales y el crecimiento de clases medias urbanas no significa que fue « total » la transformación de la sociedad española. El paso a la democracia fue doblemente democrático, siendo un largo proceso presidido por la voluntad de transigir pero en base a la triple exigencia de la oposición antifranquista : amnistía, autonomía y libertad. Culminó en una Constitución abierta completada, apenas promulgada, por acuerdos con el Vaticano que cercenan la no confesionalidad del Estado. ¿ Fue « una revancha de los vencidos de la guerra civil » la victoria del PSOE liderado por Felipe González ? O, más bien, la realización de una política reformista que –conforme se estaba construyendo el Estado de las autonomías– « ajustaba » la economía según los criterios europeos…Sería conveniente matizar el balance globalmente positivo que se hace de los catorce años de gobierno socialista. El último capítulo sobre « cultura y sociedad » plantea varios interrogantes de carácter metodológico sobre el papel que los autores otorgan a la literatura en su quehacer de historiador. Se evoca, en conclusión, la cuestión batallona de la « recuperación de la memoria histórica ». La bibliografía, copiosa, pudo distinguir mejor las obras de referencia de los libros de vulgarización. Pobre en trabajos de historia social, confirma que se ha dado la primacía a lo político. De aquí el carácter desigual de una obra en la cual las nociones recurrentes de « modernización » y « normalización » no bastan en darle coherencia