En este texto se afirma la igualdad entre los hombres y mujeres, pues ambos poseen el mismo potencial infinito e inherente. La espiritualidad verdadera implica el autoconocimiento y consiste en realizar el poder de vida y de amar que existe potencialmente en todos nosotros. Es necesario superar toda forma de discriminación hacia las mujeres. La autora convoca a las mujeres a luchar por sus derechos, pues dice que están dormidas y deben despertar, cambiar su mente, redescubrir y valorar que representan el principio espiritual por excelencia: la maternidad universal. Debe liberarse de los prejuicios de la sociedad patriarcal, no sólo por ellas mismas, sino porque todas las sociedades actuales necesitan explicitar y desarrollar los valores fe...