Ecos de una mirada surreal a través de tres obras de Alejandro de la Sota

La revisión de la trayectoria de Alejandro de la Sota revela un periodo, comprendido entre 1951 y 1955, donde la expresión artística cobra un especial protagonismo entre las inquietudes del arquitecto. Sus comentarios y dibujos realizados a finales de 1951, con ocasión de la publicación del proyecto “Teatro al Aire Libre Homenaje a Gaudí” de Vázquez Molezún, denotan un entusiasmo juvenil por un modo de hacer añorado y buscado, a continuación, en mayor o menor medida. Además de la adopción, en algunos casos, de un registro próximo al expresionismo, varios proyectos de ese intervalo aparecen salpicados de elementos con una mirada dirigida intencionadamente hacia lo surreal. Estas incursiones, concebidas desde una raíz de índole fundamentalmente popular, se manifiestan en obras que abarcan desde una reforma y decoración doméstica hasta la definición de las diferentes piezas de un poblado proyectado ex novo. La selección y revisión de estos aspectos en tres de las obras construidas más representativas de este periodo proporcionará, quizás, las claves de la introducción de lo surreal, así como las posibles influencias que marcan esta etapa. La reforma y decoración del piso en la Avenida de los Toreros constituye el primer hito. Siendo en principio una obra menor, su importancia radica en que nos hallamos ante un encargo destinado al propio arquitecto. Por lo tanto, el conjunto de acciones, aunque limitado, goza de un mayor grado de libertad por parte del autor. La traslación de lo rural a lo urbano y la posterior coexistencia de ambos se acomete, fundamentalmente, a través de la manipulación estudiada de mobiliario y objetos decorativos en algunas de las estancias. Las escasas fotografías, cuidadosamente tomadas, enfatizan los aspectos parciales de la yuxtaposición de ambos mundos, ligados así mismo a los de la vanguardia artística frente a la artesanía popular. Esquivel representa entre otros muchos aspectos, como advierte Baldellou en la primera revisión crítica dedicada al arquitecto, una búsqueda de la sorpresa controlada a través de la inserción de objets trouvés. Los elementos accesorios, dispuestos como coronación de los edificios más representativos acercan esta obra a ciertas realizaciones de Gaudí y sobre todo de Jujol, de las que Sota tiene conocimiento previo. Cada uno de estos objetos, diseñados de modo sencillo con un carácter marcadamente popular, crea una continuidad espacial entre lo terrenal y lo celestial. Por otra parte, la exploración de los arquetipos de la arquitectura popular permite obtener resultados sugerentes. Por último, la casa Arvesú introduce de nuevo objets trouvés en el acceso procesional exterior. Hitos heterodoxos pero controlados, jalonando la ascensión curvilínea hasta el punto de acceso al mundo interior debidamente escondido. Un paso a través del muro protector de cestería que conduce a un vestíbulo donde se dispone una escalera como espiral generadora del dinamismo de la vivienda. Esta escalera, se expresa con los mínimos elementos, tan sólo un pasamanos sugerente con destino aparentemente indefinido. Un tema ya utilizado en la temática surrealista en repetidas ocasiones, grafiada y retratada por Sota con la misma intención. Palabras clave: “Objet trouvé”, Surreal, Jujol, Popular, Vanguardia