Enfermería: de la vocación a la ética.

El paso de la enfermería como vocación al de su articulación con el componente ético y disciplinario, le da un sentido que trasciende al nivel individual de quien se forma en esta profesión, para inscribirla en procesos sociales de dignificación de la vida humana. El concepto de profesión como se ha acuñado a lo largo de la historia, tiene claros orígenes religiosos que posteriormente por cambios sociales y de pensamiento, se fue emancipando de esta esfera y empezó a fundamentarse a partir de una ética autónoma. Son varios los autores que se han ocupado de estudiar los caracteres que han de reunir una actividad humana para que la consideremos una profesión, otorgándole ciertos rasgos que, en el caso de la enfermería, son de difícil definición, sin embargo hay que considerarlos para elaborar una conceptualización al respecto. Se han establecido también unas fases a través de la cuales una profesión va madurando. En enfermería es necesario obviar algunas de ellas y centrarse únicamente en tres: Nivel convencional, crítico, y post-convencional, para llegar al punto actual, en que como profesión desarrolla un conocimiento, un método y un lenguaje propios que no pueden prescindir de la formación ética que le define su profundo contenido social