En 1648 el cartujo de Miraflores, Dom Nicolás de la Iglesia, observando las imágenes que acompañan al sepulcro real de la iglesia, le llamó la atención una imagen de la Virgen con el Niño y decidió colocarla en una de las capillas adosadas al templo. Para ello, decoró ese espacio con una serie de emblemas marianos, ideados por él mismo, de los que hoy sólo se conservan once. Unos anos después de haber realizado la pintura, Dom Nicolás escribió Flores de Miraflores, ampliando los emblemas iniciales, un libro de destacada repercusión artística. En este artículo se estudia el conjunto de la Capilla de Miraflores, desde el punto de vista de la emblemática e iconografía, enmarcándolo además dentro del ambiente de devoción mariana y en concreto i...