Detenido como sospechoso de conspiración contra el gobierno español, José Martí es condenado, en 1869, a seis años de presidio en las canteras de San Lázaro, aunque gracias a la intervención de su padre será enviado, tras seis meses de trabajos forzados, a la isla de Pinos y de allí, en 1871, deportado a España. A su llegada, Martí tropezará con el reinado de Amadeo I de Saboya, y con la proclamación, poco después, de la I República, que había sido ofrecida al pueblo por los diputados afines, el 10 de febrero, con la idea de «salir triunfantes o con la proclamación de la República o muertos». Martí, esperanzado por las promesas de progreso del nuevo gobierno y recordando su colonizada patria, participó de la alegría del pueblo ondeando la b...