A finales del siglo XI, se inició al sur del río Duero un fenómeno muy singular de repoblación y creación de nuevas villas que llegó hasta el río Tajo. Fue impulsado por la monarquía castellana para hacer frente al empuje musulmán y para ello se dividió el territorio en comunidades. Cada una de ellas tenía una villa cabecera y un territorio subordinado donde existían pequeñas aldeas. En este contexto, se creó una sociedad medieval particular a escala europea, donde los habitantes gozaban de libertad y podían participar en las decisiones políticas de su ciudad a través de asambleas. Una de las características de estas villas cabeceras era la muralla que las protegía. En muchos casos, esta muralla abarcaba un área muy extensa de terreno. Esta...