Museo de semana santa como ampliación del Museo Nacional de Escultura policromada de Valladolid

El Proyecto surge de un análisis originado por su programa, un museo de la semana santa en el que se exponen diversos elementos de carácter religioso, con el objetivo de conseguir llegar a todas las personas que lo vayan a visitar, se ha buscado la solución en la naturaleza, realizando una metáfora entre la vida y la muerte, de ahí surge la idea de una piedra rígida, pétrea, fría, dura; que es fisurada por un elemento tan sensible, frágil como es una raíz. A la hora de plantear la conformación de esta idea, se comenzó por el análisis urbanístico, del que se saca en claro la unificación de la calle museística a través de un pavimento, de un embudo atrayente que te dirige hacia el museo, permitiendo la inserción de un hueco permeable, y la contraposición entre la plaza actual y la proyectada en cuestión de la pendiente. Ésta pendiente permite la consolidación de la pieza pétrea de hormigón tintado y texturizado que queda suspendida en su apoyo, totalmente opaco, que en el deslizamiento entre sus piezas se genera la entrada. La pieza pétrea se caracteriza por ser unas losas nervadas que se pliegan creando un cascarón rígido que termina en el muro perimetral donde se sitúa un muro vegetal que sobresale en la zona acristalada permitiendo tamizar la luz y crear aberturas en los lugares más significativos. El programa se centra en ir de lo general a lo particular, situando en la planta baja una gran sala que se encuentra representado una procesión de semana santa donde observas los pasos, las imágenes y los personajes procesionales. En la zona superior se generan unos cortes en la pieza que distribuyen la planta primera en diversas salas que recogen aquellos elementos más particulares, como son las joyas los tejidos, los bordados, sellos o carteles.Máster en Arquitectur