Borges siempre estuvo muy atento a la repercusión y a la aceptación de su obra; de ahí, que probablemente hacia el final de su vida dicha preocupación se acentuase hasta el punto de llegar a convertirse en un motivo literario, ya que «cuando se acerca el fin, ya no quedan imágenes del recuerdo; sólo quedan palabras» (Borges, 1989: I, 543-544). Esto culminó con la elaboración de una especie de testamento literario, proyecto que ya rondaba en su cabeza mucho antes, a comienzos de los años sesenta, según palabras de su biógrafa María Esther Vázquez. A la luz de esta idea proponemos una lectura personal de la última recopilación de cuentos del autor argentino, que, además, dentro de la bibliografía borgeana suele recibir menos atenciónBorges al...