Partiendo de la base de que tampoco en los documentos históricos la versión «oficial» de los hechos coincide siempre ni necesariamente con la realidad y que el recurso a la propaganda para justificar lo que es difícil de explicar no es práctica exclusiva de los poderes actuales, en el presente artículo sugerimos la conveniencia de intentar diferenciar entre el miedo real que ocasionaba la presencia de «moros en la costa» y el uso de ese miedo, cuando no su directa inducción, por parte del poder de la época. Porque aunque oficialmente la expulsión de los moriscos se justificó por razones de seguridad, a nosotros nos parece que los integrantes de aquella minoría social no pasaban de ser dudosos enemigos de la monarquía que los expulsó. No cre...