Corta e intensa—como su vida misma—la carrera literaria de Larra reconoce la presencia constante de Quevedo, desde sus primeras colaboraciones en El Duende (1828) a sus últimos artículos periodísticos; es más, los días que preceden al suicidio, parece haber acometido con su amigo Roca de Togores la empresa, aboceteada e iniciada en sus primeras escenas, de un drama titulado «Quevedo». En el breve espacio de que dispongo, quisiera abocetear una relación de deudas y correlaciones estilísticas entre ambos escritores, a sabiendas de que algunas pertenecen al caudal universal de la literatura satírica, aunque su procedencia en Larra sea fundamentalmente quevedesca. Estas caracterizaciones procuraré integrarlas en el modesto edificio que singular...