Ha sido un reto del medio educativo en todo el orbe, que las lecciones ecológicas transmitidas en la escuela, el liceo y la universidad, lleguen a feliz aplicación en la vida diaria. Sin embargo, eso no ha sido posible, al menos en la significativa magnitud que deseamos. Desde la década de los sesenta y setenta, iniciamos una cruzada por la valoración ambiental y la conservación de los recursos; ya desde entonces, era obvio que la polución de las ciudades, las pruebas nucleares, los derrames petroleros, la emisión de los gases tóxicos y de compuestos fluorocarbonados, estaban inexorablemente dañando al planeta. De alguna manera, la industrialización que tanto alabábamos como locación para el desarrollo tecnológico y la masificación del trab...