Cada vez resuena con más fuerza la propuesta de designar nuestra época como la del “Antropoceno”. Se destaca así el creciente papel de Homo sapiens en la transformación del planeta a escala global, como si de una fuerza geológica se tratara. Hay quienes saludan esta situación, pues conciben la relación de nuestra especie con la naturaleza como un combate, cuyo resultado debe ser la domesticación completa de Gaia (y acaso nuestra propia auto-domesticación) gracias a los avances tecnológicos. Otros, por contra, desean hacer más salvaje nuestro entorno y a nosotros mismos mediante la aplicación intensiva de programas de lo que se conoce como “rewilding”. Como telón de fondo, detectamos el conflicto creciente entre visiones humanistas y transhu...