El rasgo singular más notable de la historia tecnológica e intelectual es que la cultura que de allí procede está produciendo un nuevo estado de agregación del lenguaje y de la escritura. Este estado no puede ser traducido con las interpretaciones tradicionales por parte de la religión, la metafísica y el humanismo. La dependencia entre el concepto de metafísica y el concepto de humanismo nos instala en un espacio otro o en un espacio sin mundo. Si el lenguaje es el medio en que pueden comparecer pensamiento y mundo y por su mediación se manifiesta el mundo, la pregunta que nos asalta tras el final del humanismo es ¿en qué mundo habitamos? El hiato entre el lenguaje bivalente propio de la metafísica y los lenguajes de los “espacios otros” n...