Add to ORKGAntes del resplandor la palabra hija de la voz persiguió su terrible naufragio, su corona de luces espléndidas, en lo más negro negando. ¿Cuándo terminará de caer en estos mundos? La luz volverá a la luz la oscuridad a la oscuridad. El pescado? lanza la red de nuevo y así el mundo permanece
Había nacido en la sierra cordobesa el año de 1874. Transcurre su infancia en tónico contacto con el...
La tercera muerte de Santiago Nasar. Eligio García. Editorial La Oveja Negra, Bogotá, 1987, 22 1 pág...
Los tipacoques tienen nombre propio: Siervo Joya, la comadre Santos, don Bauta, Angelito Duarte, Res...
Son lo mismo la muerte y el destierro para mi corazón. Más dulce, acaso agonizar, ensangrentado el p...
Musitaba, allá en la penumbra de la infancia, la fresca voz abolida. El balcón se abría sobre el jar...
El documento presenta los poemas: Poemas del corazón capitán; El itinerario jubiloso y La tintorera ...
Iba descalzo y tenía la cabeza rapada. Metió una mano en el bolsillo del pantalón y volvió a contar ...
Quince decenios han pasado de la hora vergonzosa. Por Berruecos sorbió el suelo de América, con avid...
EL documento presenta los siguientes poemas: "Los pasos cantados"; "La patria es como una carta...";...
Amé cuerpos sólidos gloriosamente erguidos, henchidos de arterias y de rosas, anchos vasos donde no ...
En la introducción a una de las obras más influyentes de la historiografía colombiana de nuestros ti...
Bajo el encanto lustral de aquella luz primera, en la frescura del aire recién lavado, el caminito v...
El dulce camino del Darien. Crónicas de viaje. Jairo Osorio Gómez. Colección Biblioteca Popular de U...
Así como el sueño de los hambrientos está poblado de apetitosas viandas, misia Cruzanita Romero vaga...
La lírica de nuestra lengua tiene una obsesiva inclinación al tema de la muerte, la nostalgia y el r...
Había nacido en la sierra cordobesa el año de 1874. Transcurre su infancia en tónico contacto con el...
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Son lo mismo la muerte y el destierro para mi corazón. Más dulce, acaso agonizar, ensangrentado el p...
Musitaba, allá en la penumbra de la infancia, la fresca voz abolida. El balcón se abría sobre el jar...
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Iba descalzo y tenía la cabeza rapada. Metió una mano en el bolsillo del pantalón y volvió a contar ...
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