Detalle de la fachada

La fachada del templo responde al esquema compositivo del Carmelo reformado, que parte del tipo castellano a lo Gómez de mora. Se trata de una composición rectangular, coronada de frontón triangular, en cuyo paño principal desarrolla una portada de dos cuerpos. En el primero presenta arco de medio punto jalonado de sendas pilastras almohadilladas, sobre plintos, que sostienen volado entablamento, todo ello profusamente ornamentado de aplicaciones de barro cocido que desarrollan temas de la mitología clásica. El segundo cuerpo lo compone una hornacina, guarnecida de pilastras cajeadas dobladas y frontón triangular partido, que ocupa una imagen de San José en terracota; a ambos lados, en una escala menor, se repite el anterior esquema de guarnición enmarcando sendos escudos carmelitanos y, sobre éstos, ventanas rematadas en frontones en cortina. Otros elementos a destacar son la espadaña, de dos cuerpos y tres claros de medio punto, y las portadas de regla y del lateral de la Epístola. La primera, que posiblemente sirvió de acceso al primitivo templo, se compone de senda pilastras jónicas coronadas de entablamento y frontón triangular; se ornamenta con un escudo carmelitano en el tímpano y tres "Putti" sobre el frontón. La portada del lado de la Epístola, que se abre a la Cuesta de los Rojas, presenta en su primer cuerpo arco de medio punto jalonado de pilastras cajeadas, superpuestas sobre medias pilastras almohadilladas; el entablamento presenta cornisa taqueada y el segundo cuerpo hornacina guarnecida de pilastras toscanas cajeadas, coronadas de frontón triangular partido (esta puerta se encuentra cegada). El interior presenta planta de cruz latina, de una sola nave y con los brazos del crucero poco profundos; en el crucero se eleva la cúpula- gallonada y con linterna- sobre pechinas decoradas con escudos guarnecidos de barroca yesería. Recorre todo el templo un entablamento corintio. La sacristía, de planta rectangular, se cubre con bóveda de medio cañón rematada en cuartos de esfera en los dos extremos