Vista general del patio interior

El Palacio de los marqueses de Caicedo actual Conservatorio Superior de Música Victoria Eugenia se encuentra situado en el casco histórico de la ciudad de Granada, muy próximo al Colegio del Perpetuo Socorro, al Hospital de San Juan de Dios, y cercano al Monasterio de San Jerónimo, a la parroquia de San Justo y Pastor, antiguo Colegio de la Compañía de Jesús y a la Catedral. Desde el punto de vista volumétrico se dispone perfectamente alineado con los edificios aledaños, destacando su fachada con tres plantas flanqueadas por dos torreones, con cubiertas la primera a dos aguas y los segundos a cuatro, siguiendo el estilo granadino. Cuenta con una serie de dependencias típicas de este tipo de edificio residencial de la aristocracia, se accede por una portada monumental que da paso a un gran zaguán que a su vez sirve de tránsito a un patio central y escalera, con hermosas columnas y vistosos adornos florales. Siguiendo el esquema palaciego se estructura en torno a un patio central cuadrado que hace las veces de dependencia de distribución. Presenta dos plantas con galerías en sus cuatro lados formadas por arcos deprimidos rectilíneos sobre columnas toscanas de piedra de Sierra Elvira, sobre la que campea una arcada de carpaneles. Las claves se decoran con una ménsula de diseño manierista y las enjutas se rellenan con cartelas de cuero recortados. El segundo cuerpo presenta balaustrada de madera torneada y columnas toscanas. Sobre ellas zapatas manieristas con cartelas en la parte intermedia y filete rizado en la parte superior. Por último, culminando el alzado del patio se sitúa un alero de canecillos de tipo manierista invertido y en la tablazón intermedia rosetas talladas. Tanto el pórtico alto como el bajo se cubren con un sencillo alfarje sin decoración. De forma similar sería la cubierta del zaguán actualmente desaparecida. En un lateral se sitúa el habitual pilar, de dos caños y frontón partido, más el escudo de los Caicedo pintado en el muro, completan el ornato del patio. De gran interés es la fachada, que constituye uno de los diseños más importantes de la arquitectura señorial del manierismo granadino a pesar de las transformaciones al que ha sido sometido. Se estructura en tres plantas más dos torres situadas en los extremos. El conjunto presenta paramento de ladrillo prensado, a excepción de algunos elementos y la portada en piedra de Sierra Elvira. La fachada, toda de ladrillo, adopta un esquema simétrico, siendo en su conjunto una de las más logradas del renacimiento granadino, con herencias de tradiciones renacentistas en los aleros de mensulones, las torres abiertas en las esquinas y los discos de cerámica sobre los vanos de las torres, pero postrando la severidad escurialense y el decorativismo manierista, a influjo del edificio de la Real Chancillería, mediante sencillos moldurajes y juego rítmico de vanos alternantes en tamaño en planta baja, mientras que la primera presenta un balcón flanqueado por dos grandes ventanales enrejados. La tercera planta presenta una galería superior que viene a introducir una nota rítmica al carácter sobrio y austero del conjunto. Ésta se conforma mediante arcos de medio punto sobre columnas que apoyan en un antepecho abalaustrado, ambos de mármol blanco. A ambos lados en los cuerpos de las torres laterales se flanquea por dos grandes ventanales protegidos por enrejados de forja. Los últimos cuerpos de las mismas se presentan con un vano dividido en tres partes, la central de medio punto sobre columnas y los laterales rectangulares, los tres unidos mediante una cornisa, disponiéndose sobre los vanos lisos medias bolas o discos de cerámica. La portada, realizada en mármol de Sierra Elvira, presenta gran sobriedad. Cuenta con dos cuerpos, el inferior se articula en torno a un vano adintelado moldurado flanqueado por especies de pilastras rematadas con cartelas y rostros, sobre las que se asienta un entablamento con el friso decorado por cuadrados y rectángulos y mensulones estriados, sobre el que se dispone un balcón con antepecho de forja que da paso al segundo cuerpo. Éste cuenta con un vano arquitrabado moldurado y rematado por un frontón triangular partido de cuyo centro emerge el escudo del marquesado, concedido por el Rey Felipe V a D. Luis Beltrán del Caicedo y Solís