Kierkegaard presenta al existente concreto, un ser humano común y corriente, nada de especial hay en su figura, simplemente que asume su realidad existencial con la seriedad y la gravedad que esto implica. En constante búsqueda de su interioridad que es la verdad y que por tanto le hace sujeto y protagonista de su existencia, nada frívolo, por eso, es cómico ver a un individuo cuyo parámetro de vida está en lo que hacen y muestran otros. Sus acciones manifiestan la finitud de sus posibilidades, manifestadas en su realidad como persona porque se construyen en la belleza de cada acción, por tanto, es de gran importancia cada decisión que toma pues con esta se juega la existencia plena. Individuo, además, no es sinónimo de solitario, por el co...