Artistas republicanos españoles ayudados por Picasso. Manuel Ángeles Ortiz

Miguel Cabañas Bravo: “Artistes républicains espagnols aidés par Picasso. Manuel Ángeles Ortiz”. En: Émilie Bouvard / Géraldine Mercier (dirs.): Guernica. París: Éditions Gallimard / Musée National Picasso-Paris, 2018, p. 255 (ISBN: 978-2-07-277624-3). El texto forma parte del catálogo publicado con ocasión de la exposición "Guernica", presentada por el Musée National Picasso-Paris entre el 27 de marzo y el 29 de julio de 2018[FR] Artistes républicains espagnols aidés par Picasso. Manuel Ángeles Ortiz[ES] Artistas republicanos españoles ayudados por Picasso. Manuel Ángeles Ortiz. Ambos pintores desarrollaron una larga y viva amistad tras establecerse Ortiz en París en 1922, aunque tuvo sus momentos más intensos y trascendentes durante la guerra civil española y el inicio de su exilio. Nos hablan de ella las 47 misivas de entre 1923 y 1968 existentes en el archivo de Picasso, pero igualmente explícitos resultan los relatos de Ortiz. Regresó a España en 1932 y pasó la guerra en Barcelona, donde colaboró en tareas de propaganda y participó como Picasso en el Pabellón Español de la Exposición de 1937. Por entonces, según comenta, recibía de él mediante la Cruz Roja “paquetes de 10 y 15 kilos de comestibles”. En enero de 1939 hubo de cruzar la frontera por el Perthus, donde recibió ayuda de la periodista inglesa Nancy Cunard (que quedó en enviar su carpeta de dibujos a Picasso y le dio dinero para escribirle). Fue conducido al saturado campo de concentración de Argèles-sur-Mer y luego al de Saint-Cyprien, donde recibió un giro postal de Picasso, cuya directa intervención con el ministro de Interior logró que el prefecto de los Pirineos Orientales le liberara. Ortiz mantuvo siempre enmarcado en su estudio este giro, a cuyo reverso decía: “Amigo Ortiz, aquí le mando mil francos. Su madre y su hija están aquí en París, en su taller de rue Vercingetorix. Cuando llegaron a la frontera me mandaron un telegrama y yo les mandé mil francos. Ayer fui a verlas y les di sus señas. Nos ocuparemos de usted y de los otros, haciendo todo lo que podamos para sacarlos de ese infierno. Un abrazo de su amigo Picasso. Hasta pronto, y escriba.” Viajó toda la noche en tren hasta París, donde Picasso le esperaba en la estación y le acogió en su casa. Hija y abuela también recibieron de Picasso otros mil francos e idénticas atenciones, interviniendo en arreglar sus papeles. Participó luego Ortiz –con los dibujos enviados con Cunard– en la exposición que patrocinó Picasso en 1939 en la Maison de la Cultura de París con obra procedente de los campos para ayudar a la salir a los españoles. Pero pronto decidió marchar a Argentina y Picasso avaló su solicitud ante el Servicio de Evacuación de Republicanos Españoles con una carta firmada el 13 de julio. El 16 de septiembre ambos asistieron a la boda de la hija de Ortiz (que marchaba a Bulgaria) y, tras dejar a su madre al cuidado de Picasso, el 17 de octubre embarcó en Burdeos rumbo a la continuidad de su exilio en Buenos Aires. Regresó de Argentina a París en 1948 y volvió a estrechar los vínculos con Picasso, con quien en abril de 1949 coincidió en el Congreso Mundial de la Paz y con quien en junio se estableció en Vallauris. Pintaron juntos largas temporadas aquí y en Antibes, así como expusieron con otros artistas españoles de la escuela de París (como en 1951 en Caracas o en la Galerie Henri Tronche de París oponiéndose a la I Bienal Hispanoamericana de Madrid), sin que sorprenda que en 1961 fuera Ortiz uno de los principales organizadores de la gran fiesta con corrida de toros que se ofreció a Picasso por su 80 cumpleaños en Vallauris.Peer reviewe