La Junta para Ampliación de Estudios e Investigaciones Científicas supuso, desde su creación en 1907, una novedad en el panorama educativo español. Constituyó la vía más rápida y fructífera de convergencia europea que España había tenido tras siglos de ostracismo. En campos como la Física y la Química los esfuerzos durante sus primeros veinticinco años habían permitido situar a nuestros científicos a niveles muy próximos a los de las primeras figuras extranjeras. El éxito fue tal que durante la II República vinieron numerosos estudiantes, desde los más importantes Laboratorios e Institutos de países como Alemania, Francia o Suiza, a realizar sus tesis doctorales con los que entonces eran ya maestros españoles. Los sueños regeneradores poste...