A la búsqueda del obrero perdido

El itinerario que sigue el artículo conduce a plantear un recorte diferente del problema "formación": de la formación como «ideología» (enmascaramiento de «lo real») a la formación como «dispositivo» (movilización de los trabajadores). Este recorte precisa e implica, a su vez, la recomposición del arsenal teórico que orienta las miradas en el campo: del análisis del «trabajo» como trabajo concreto, como práctica material aplicada en torno al proceso de trabajo; al análisis del "empleo" (o la relación salarial) como trabajo abstracto, como construcción social aplicada a la regulación de las relaciones, los tiempos y los recursos sociales. La problematización política que desde aquí se esboza invita escapar de las habituales dicotomías en las que se mueve el discurso "progresista": la "fragmentación" de la clase (lado malo) frente a la "recomposición" de la clase (lado bueno); la "inseguridad laboral" (lado malo) frente a la "seguridad laboral" (lado bueno)... reubicándose en la cuestión de la gestión de las relaciones sociales mediante la relación salarial y el empleo o la gestión de las relaciones sociales más allá de la relación salarial y el empleo. Del movimiento obrero centrado en el trabajo y en taller pasaríamos, así a las posibilidades de emergencia y construcción políticas de actores que estén en condiciones de interpelar a la «relación salarial y las normas de empleo» globalmente, esto es, como factores vertebradores de la producción de sociedad y no únicamente de la producción de riquezas. (A.