Bolivia sin empresa: un país roto

En Bolivia prevalece la marginación hacia el emprendedor privado. La percepción de altos índices de corrupción y las diferencias en las posibilidades del gran empresario con respecto al pequeño frente a las mordidas y la capacidad de influencia inciden en la escasa valoración de la actividad empresarial. Bolivia no cuenta con una burguesía formal capaz de asociarse para construir e impulsar un proyecto político común. Los últimos gobiernos han iniciado un tenue proceso de articulación de los mercados internos y con el exterior, y de integración de la capacidad emprendedora de la población civil que se encuentra principalmente fuera de la legalidad. Es preciso acompañar este proceso con la generación de una normativa legal universal que dé seguridad jurídica y respaldo a la actividad de las empresas que entran dentro del juego productivo, independientemente de la naturaleza de las mismas y de su capacidad de vinculación con la elite política. Esto sólo será posible si se consigue rescatar el clima político para hacerlo realidad, reconociendo el agotamiento del modelo de apropiación de rentas escasas por parte de una minoría y la necesidad de incorporación constructiva de la realidad indígena en la política