La conversión del corregidor, inicialmente un oficial regio de carácter extraordinario, en una institución ordinaria del gobierno municipal sólo puede explicarse íntegramente desde la perspectiva de un consentimiento pasivo de los grupos dirigentes urbanos, o al menos de un sector de los mismos. De un lado, es obvio que la presencia de un corregidor debía afectar tanto a la administración de la justicia urbana como al mismo reparto de poder interno y, en este sentido, implicaba una cierta pérdida de poder político para la élite; sin embargo, de otro lado, analizado en el contexto del porceso que conduce a lo largo de todo el siglo XV a la consolidación de ciertos grupos dominantes como élites de poder urbanas, la presencia de un...