En Chile, los desastres resultaron decisivos - aunque no el único factor - para la legitimación del urbanismo como disciplina y como práctica, ante la realización de planes y obras de reconstrucción y para la implementación de políticas de prevención en conjunto con el establecimiento de un pensamiento estructurado sobre la ciudad y su regulación en función de la seguridad de la población. Propusieron al menos tres aproximaciones: la construcción paulatina de la base de información urbana; la gestación de una normativa legal orientada a la prevención; y la definición de estructuras institucionales e instrumentos para la reconstrucción y el control del desarrollo urbano futuro