El conocido secretismo de los talleres y el desinterés de los pintores en dejar constancia escrita de su trabajo dificultan el estudio de la representación en la pintura. Esta situación obliga al pintor a recorrer personalmente paso a paso el mismo camino que sus antecesores. No existe más guía que las obras de los maestros y las máximas que, de taller en taller, se han transmitido hasta nosotros; es cierto que algunas son curiosas y con visos de verdad, pero en el fondo, poco aportan al pintor actual. Nos falta el conocimiento contrastado de lo que los pintores llamamos "el concepto", que es la suma de ideas en las que se sustenta nuestro trabajo. En este artículo expongo dos procedimientos que he podido identificar y en los que principalm...