En 1894 el Poder Ejecutivo Nacional decretó que debía marcarse una misma hora para todo el territorio argentino. Cuando se decretaba esta unificación, los paladines de la disposición alegaban que se necesitaba cronometrar el territorio porque la sociedad debía organizarse en función de las velocidades de las nuevas tecnologías del telégrafo y del ferrocarril. Este artículo contrastará las dificultades materiales en la implementación de la telegrafía contra los discursos sobre el cambio brusco que supuestamente implicaba, poniendo en tela de juicio la urgencia en la coordinación horaria del territorio. Serán analizados informes del ejército sobre la telegrafía de guerra; artículos de una publicación aparecida desde 1912 llamada Revista Teleg...