El camino hacia la revalorización de la pintura mural a lo largo del siglo XVIII en la ciudad de Granada arranca con la figura del arzobispo Martín de Ascargorta (1693-1719). El gusto impuesto por este prelado supuso un cambio durante la primera mitad de este siglo en el desarrollo de los programas decorativos bajo las directrices de Acisclo Antonio Palomino y José Risueño que tendría su prolongación con la actividad de pintores como Martín de Pineda, José Hidalgo, Diego Sánchez Saravia o Tomás Ferrer. Este gusto por la pintura mural culminaría a finales de la centuria con el ciclo de las hazañas del Quijote del Palacio del Cuzco en Víznar, relacionado también con otro arzobispo, Juan Manuel Moscoso (1789-1811) y realizado por Nicolás Martí...