La globalización permitió a la esfera financiera emerger como eje de acumulación, generando sobreliquidez que superó la valorización de capitales invertidos en operaciones internacionalmente interconectadas. Sobreviniendo así la crisis sistémica, que reafirmó dos fenómenos; que puede presentarse en cualquier economía, independientemente de su tamaño, y que la tendencia cíclica del capitalismo la refuerza por el potencial desestabilizador del sistema financiero actual