Estrongiloidosis: un importante problema de salud en el mundo. Búsqueda de nuevas alternativas de tratamiento

La Organización Mundial de la Salud ha definido un grupo de enfermedades causadas por parásitos, virus y bacterias, como enfermedades tropicales olvidadas o desatendidas. Estas enfermedades afectan a gran parte de la población humana, siendo las más vulnerables aquellas que viven en condiciones de pobreza, donde las condiciones higiénico-sanitarias son inadecuadas [1]. La estrongiloidosis, enfermedad parasitaria causada en el ser humano por nematodos del género Strongyloides, es una geohelmintiasis de gran importancia en la salud pública a nivel mundial. Se estima que cerca de 100 millones de personas padecen esta enfermedad alrededor del mundo [2]. En noviembre de 2004, por recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud, se iniciaron medidas para el control de S. stercoralis en zonas geográficas en las que la infección presenta alta endemicidad, debida principalmente a la capacidad de autoinfección, permaneciendo así de forma indefinida en el hospedador definitivo.Actualmente, la estrongiloidosis cuenta con un tratamiento basado en la administración de ivermectina; sin embargo, la generación de resistencias al fármaco de elección, así como su elevada toxicidad y generación de efectos adversos, que pueden llegar a ser muy graves en algunos pacientes, hacen que la búsqueda de nuevas alternativas para su tratamiento y/o prevención sean una necesidad urgente. En este sentido, el Departamento de Química Farmacéutica del Centro de Investigación en Enfermedades Tropicales de la Universidad de Salamanca (CIETUS), cuenta con una amplia experiencia en el diseño y síntesis de compuestos con actividad antiparasitaria, especialmente en la obtención de compuestos derivados de esfingosina, compuesto con una importante actividad biológica [3-5]