Facultades extraordinarias del presidente de la república en Colombia

Referirse a las facultades extraordinarias del Presidente de la República en Colombia, es hacer alusión a aquellos poderes, aptitudes o atribuciones precisas que por fuera o más allá de lo común, y previa solicitud expresa del Gobierno, han sido delegadas por el Congreso como titular de la función legislativa, al jefe del Estado en virtud del numeral 10 del artículo 150 de la Constitución Política de Colombia de 1991, para que, como máxima autoridad de gobierno, de manera excepcional y por un período de hasta por seis meses, expida normas con fuerza de ley cuando la necesidad lo exija o la conveniencia pública lo aconseje. En otras palabras, se quiere decir que, en razón de las facultades extraordinarias, el jefe del poder ejecutivo hace uso de atribuciones que de suyo no le son propias. No obstante que el desarrollo histórico de las facultades extraordinarias del Presidente de la República en Colombia muestra claramente desde el siglo XIX, un camino espinoso caracterizado por los innumerables excesos del Presidente de la República durante el ejercicio de su poder excepcional, es innegable que a partir de la Constitución Política de 1991, el otorgamiento de tales atribuciones especiales deja entrever un carácter abiertamente más restrictivo y sometido a exhaustivos controles, lo cual está necesariamente aparejado a dos factores básicos, en primer lugar, al intento del constituyente primario por tratar de restablecer el equilibrio de poderes entre las Ramas Legislativa y Ejecutiva, desdibujado desde los mismos inicios de la vida constitucional del país, e inclinado en favor de la figura presidencial y a expensas del poder legislativo; y en segundo lugar, ligado al advenimiento de la Corte Constitucional bajo la Carta Política de 1991, órgano que tras su rol de guardián de la supremacía e integridad del Pacto Fundamental, se ha convertido en un nuevo y poderoso actor que entra en juego en el proceso político colombiano aprovechando la crisis institucional del legislativo y el déficit en la expedición e implementación de políticas públicas por parte del Gobierno, para erguirse como una alternativa sólida en la disputa por la detentación del poder político. Es evidente que la concesión de atribuciones excepcionales al Poder Ejecutivo, en las más de las veces ha quebrantado el orden constitucional establecido, provocando una ruptura en el principio de separación de poderes cuya dinámica ha sido desdibujada en desmedro del Legislador; fomentando de contera su inercia y lasitud legislativa. Partiendo de tal premisa, la enunciación de los excesos en el ejercicio de potestades excepcionales que a manera de ejemplos se presentan en este capítulo, está orientada a apoyar la tesis del porqué se debe restringir el otorgamiento de facultades extraordinarias al Presidente de la República, habida cuenta que su ejercicio desmedido, ha devenido en causa fundamental de la desviación y corrupción del sistema democrático.Refer to the extraordinary powers of the President of the Republic in Colombia, it is to allude to those powers, skills or precise attributions that out or more beyond of the common, and upon express request of the government, have been delegated to it by the Congress as head of the legislative function, to the Head of State under section 10 of article 150 of the 1991 Colombia Politics Constitution, so as the maximum authority of the Government, by exceptional way, and for a period of up to six months, he may issue regulations having the force of law when necessity requires or public convenience may advise. In others words, it means that because of the extraordinary powers, the Head of the Executive Branch make use of powers that are not own. It is undeniable that —in spite of the fact that the historical development of the Republic of Colombia’s President´s legal extraordinary faculties clearly shows a troublesome path since the Nineteenth Century, characterized by innumerable excesses during the exercise of those exceptional powers by the Presidential Office— from 1991 Political Constitution, the granting of such special attributions allows to foresee more restricted conditions, submitted to exhaustive controls, which is necessarily linked with two basic factors: first, to the Primary Constituent for trying to reestablish a check and balance equilibrium between the Legislative and Executive Branches, blurred form the very beginning of the country’s constitutional life; and secondly, linked to the becoming of the Constitutional Court, created by 1991 Constitution. In fact, this organ —whose role as a guardian of the Fundamental Covenant’ supremacy and integrity— has turned into a new and powerful character inside the colombian political process scenario and play, and it is taking advantage both of the institutional crisis of the Legislative and the deficit in the expedition and implementation of political politics by the Government, which has led the Court to raise as a solid alternative in the dispute for the dominion of the Colombian political power. Is clear that granting exceptional powers to the Executive Branch, in the most of the times has broken the constitutional order established, causing a rupture in the principle of separation of powers whose dynamics has been buried at expense of the legislature; promoting its inertia and legislative lassitude of ferrule. Starting from this premise, the enunciation of the excesses in the exercise of exceptional powers arising by way of examples in this chapter, this aimed to support the thesis of the because the granting of extraordinary powers should be restricted to the President of the Republic, taking into account its wasteful exercise, has become fundamental cause of deviation and corruption of the democratic system