Mínimos valorales para la convivencia de los jóvenes

Tesis (Maestría en Educación y Desarrollo Humano). Universidad de Manizales. Facultad de Ciencias Sociales y Humanas. CINDE, 2005El presente estudio pretende describir la realidad en que se inscribe el mundo juvenil, un mundo cargado de símbolos y significados, que nos ubica estudio de carácter descriptivo, que desde un contexto como la educación informal, nos permita escudriñar las acciones e interacciones de los jóvenes, como expresiones de significado cultural cargadas de sentido. Solo un acercamiento de este tipo, nos llevará a entender sus formas de pensar y de sentir y su manera de concebir el mundo, solo de esta manera podremos empezar a compartir sus particulares sensibilidades, tan ajenas e incomprensibles para los adultos. Para ello se pregunta por los mínimos valorales que sustentan la convivencia de los jóvenes que asisten a los diferentes programas que desarrollan las Casas de la Cultura, como espacios educativos informales en la ciudad de Manizales. En este marco de referencia se han identificado desde los jóvenes de espacios educativos informales, los valores del Respeto, La Libertad, La Tolerancia, La Solidaridad, El Dialogo, La Igualdad y La Justicia, como mínimos que se constituyen en el fundamento de la relación con el otro y en la base primordial sobre la cual edifican la convivencia. La Convivencia se construye básicamente sobre El Respeto, el cual definen los jóvenes desde tres principios fundamentales que nos llevan a reconocer unos límites naturales en la relación conmigo mismo y con los otros. La primera definición está referida al respeto por la vida misma y a su conservación como elemento fundamental para la sana interacción con los demás y como un factor inherente a la condición humana, principio que se descubre, no se inventa, ni admite discusiones. La segunda definición se refiere al reconocimiento del otro como ser espiritual, libre y depositario de derechos inalienables, poseedor de una dignidad esencial que nos permite hacernos personas y crecer en humanidad. La tercera definición recoge el principio del derecho al pleno desarrollo, manifiesto en la posibilidad de autodeterminarse, escoger el propio proyecto de vida y comprometerse con su realización