De la ciudad a la frontera y retorno: arquitectura fronteriza en las ciudades divididas

La ciudad ha sido, y es considerada la mayor obra del ser humano, por su complejidad, su definición, su coyuntura y su belleza; mucho se ha teorizado y escrito sobre ella, desde su concepción genérica hasta el más mínimo detalle de su espacio, pero siempre bajo la premisa de las oportunidades, el movimiento y la libertad del hombre. El urbanismo moderno aboga por la máxima permeabilidad y continuidad en la ciudad, se trata de una idea congénita impuesta sobre los arquitectos desde principios de siglo. Pero esta idea choca de frente con el hecho de que en la última década se han duplicado las formaciones de fronteras, y parece ser una tendencia que se encuentra en aumento exponencial hacia los próximos años. Como arquitectos, nos atrae la idea de la frontera como una labor de grandes trazadores de líneas y generadores de espacios, distribuyendo el territorio a nuestro antojo. Esta concepción entra en conflicto cuando trazamos una frontera por medio de la ciudad e intentamos romper y diseccionar la unidad, todo lo que exportamos del urbanismo y la ciudad se nos vuelve en nuestra contra. Este trabajo no aboga por la eliminación de las fronteras, ni torna a estas una connotación negativa, considerando a estas un elemento urbano más y un campo de oportunidad y convivencia. Desde este punto, se analizan y estudian las ciudades que han sido divididas, para lograr comprender esta dicotomía, como interactúan con la frontera, cuales son los procesos que estas acometen y cómo se pueden convertir en un campo de trabajo para el arquitecto. Las ciudades divididas son por tanto el paradigma de la frontera, y una aproximación a ellas nos hace disponer de herramientas para el futuro ejercicio proyectual sobre ellas