La vocación es un don de Dios. Él tiene la iniciativa de convocar a vivir esta experiencia de amistad entrañable para luego enviar a los dispuestos construir su proyecto de fraternidad y de justicia en el mundo. En esta llamada el discernimiento y también el acompañamiento vocacional son determinantes. La pastoral vocacional tiene de esta manera una labor fina y delicada. El autor dice lo siguiente: “La Pastoral Vocacional es el cuidado y la ayuda que se debe prestar para hacer posible que broten vocaciones. La búsqueda principal de quien acompaña es discernir los signos de un auténtico llamado y favorecer una respuesta libre y generosa. Asimismo, debe acompañar el crecimiento de cada vocación hasta su plena madurez”