Fronteras: representaciones, integraciones y conflictos entre Europa y América, s. XVI-XX

El proceso de formación de una Monarquía supranacional como fue la de los Habsburgos de España implicó la ampliación gradual del control político-militar en espacios cada vez más vastos y heterogéneos, y la necesidad de organizarlos mediante la elaboración progresiva de una nueva cultura de gobierno del territorio, inspirada en una combinación variable de ejercicio de la fuerza y de la negociación.39 Inspirados por las experiencias aplicadas, y a menudo institucionalizadas, en cada área de la Monarquía para dar resoluciones concretas a los problemas de gobierno, entre los siglos XVI y XVII arbitristas, laicos y eclesiásticos, como, por ejemplo, Baltasar Álamos Barrientos, Martín González de Cellorigo o Juan de Solórzano Pereira, traspusieron las prácticas sobre la teoría.40 A pesar de los enfoques filosófico-jurídicos, entre los elementos que unieron la representación de la Monarquía Católica que surge de estos tratados está su definición mediante la individuación de fronteras estables y naturales, tanto en su interior –entre reinos, ciudades, feudos pero también entre audiencias, diócesis, jurisdicciones privilegiadas, etc.– como hacia el exterior, los confines de la Monarquía frente a todo lo que lo que estaba más allá de ellas. Sin embargo, la representación unívoca de las fronteras de la Monarquía Católica es, y así debía parecer a los contemporáneos, más el resultado de un esfuerzo retórico destinado a ensalzar las capacidades de control del soberano y de la Corona que una realidad, no solo por la extrema labilidad de los confines, que las variables coyunturas políticas, militares y dinásticas hacían variar sin tregua, sino también por la naturaleza de la Monarquía Hispánica como sistema policéntrico que, como tal, se estructuraba no según una jerarquía de espacios, del centro a la periferia, sino que, al contrario, presentaba múltiples niveles de articulacción y estratificación político-institucional en su interior. Además, mucho más allá de las fronteras de los territorios que integraban la Monarquía Hispánica, muchas otras sociedades estuvieron condicionadas desde el punto de vista cultural, religioso y político por la hegemonía del rey de España: la proyección de la Monarquía hacia el exterior, que generó fenómenos de resistencia o asimilación cultural al universalismo ibérico, constituye otro factor para estudiar las fronteras como un elemento dinámico y no estático