Participar en la economía mundial no lleva necesariamente a elevar la productividad de una nación ni a reestructurar su economía. Estos cambios requieren movilizar capital, empleo, tecnología y conocimiento, y demandan una enorme capacidad institucional. Para ser sostenible, el resultado debe ser no sólo un aumento de la eficiencia económica, sino de las oportunidades y del bienestar de todos los grupos sociales. El informe provee pautas de política dirigidas a impulsar la competitividad, tanto en el sector público como en el privado. Identifica fortalezas y debilidades individuales de los países y propone estrategias para aumentar la productividad y mejorar el acceso de las empresas a los recursos productivos.